Toda verdadera destrucción es invisible, sutil. Cuando se idolatra algo en la sociedad sin el permiso de la racionalidad, pues hay siempre destrucción segura… y muy dura.

Un cuadro del miedo y la incertidumbre que nos acongojaba semejante a la angustiosa amargura de ver a nuestro México, a millones de compatriotas llevando una vida infrahumana.

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