La pesadilla de Fedex

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La moraleja: Fedex no es confiable para las empresas de México...

Una empresa norteamericana en territorio mexicano. Para muchos esto puede ser un símbolo yankee de rapidez, eficiencia y eficacia. Primer mundo pues, sin embargo nada de esto es cierto. La verdad es que los paquetes se pierden, se van al fondo de la bodega, la logística de entregas se convierte en la peor pesadilla de los clientes.

Hace 3 semanas tuve una reunión. La más importante de mi empresa. Me pidieron unas muestras de los productos. A la brevedad los preparamos y pusimos todo el corazón de nuestra compañía en esos envases. Entregamos el paquete en Fedex y confiamos en la marca estadounidense. El momento de la entrega no llegaba. Se quedó en una bodega en Monterrey. Pasaron días, semanas… en 7 ocasiones llamamos y la respuesta era la misma: hoy sale el paquete, nuestro sistema tarda en actualizarse.

En 7 ocasiones avisé a mi cliente que llegaba.

Decidimos enviar un respaldo para que llegara más rápido, ya que probablemente habían perdido nuestra caja. La misma situación. El paquete llegó a la flamante bodega de Fedex Santa Catarina y se fue al fondo. No aparecieron actualizaciones nunca.

Nuestro cliente cesó las respuestas, probablemente por la entrega de muestras no concretada.

Fedex aun no encuentra los paquetes. Pedimos respuestas y nadie sabe, nadie supo. El jorobado fue nuestra empresa. Confiamos en un enemigo de las empresas mexicanas.

La moraleja: Fedex no es confiable para las empresas de México.

Su lema: Entregamos a tiempo o te regresamos tu dinero. El engaño más grande.

Podrá decir usted estimado lector: solo es un caso aislado, no siempre son así. Pero dos paquetes enviados de diferentes direcciones y la misma cantaleta en ambos, ya no es un caso aislado. Es una alerta roja para la empresa y una pena que empresas mexicanas sigamos confiando en paqueterías que no cumplen lo que prometen.

No entregan, generan pérdidas de negocios y causan un amargo sabor a quienes confiamos en su marca.

Usted decide, pero ojo ahí. 

Nos leemos pronto

Guillermo Ríos Delgado Falcón