Los “representantes populares”

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Así los congresos comenzaron a ser un contrapeso del gobernante autoritario, corrupto, soberbio, y demás...

Después de la época revolucionaria mexicana, con la creación del Congreso Constituyente de 1917 y la elaboración de la Carta Magna más desarrollada de aquellos tiempos, se instauró un sistema político diseñado para funcionar a la perfección. Con corte social. Cuidaba los derechos de los trabajadores. Implementaba leyes para que los mexicanos tuvieran vivienda digna y servicios públicos de calidad. Implementó un servicio de salud excepcional.

Recordemos cuando se buscaba contar con un lugar para ser atendido en alguna de las clínicas de especialización del Seguro Social. Y muchos etcéteras, en teoría íbamos hacía la construcción de un país ejemplar. ¿Qué pasó?, es tema para un próximo espacio.

El sistema político presidencialista permitió la creación de las diputaciones plurinominales, para que sin ganar el escaño en los congresos locales y el federal, los partidos de oposición contaran con representación proporcional de acuerdo al número de votos que recibían en las contiendas electorales.

Así los congresos comenzaron a ser un contrapeso del gobernante autoritario, corrupto, soberbio, y demás. Más tarde el periodo de democratización del país comenzó con la alternancia en el poder. No había mayoría absoluta de un partido por lo que las iniciativas del gobernante debían ser discutidas y modificadas en la mayoría de los casos para que fueran aprobadas. Los diputados locales y federales, estaban, en la mayoría de los casos, conformadas por verdaderos representantes de sus votantes, los ciudadanos. Existía un contrapeso contra los excesos del poder. No era un sistema norteamericano, donde los poderes son autónomos y pueden investigar y castigar hasta el mismo presidente de la poderosa nación. Funcionaba, no al cien por ciento, pero funcionaba.

¿Qué pasó con esos contrapesos? En el ámbito local no contamos con una representación en los congresos. Los diputados trabajan para cuidar los intereses del gobernante en turno. Este poder, el legislativo, es el único que puede iniciar un juicio político al gobernador o al presidente de la República. Es el poder que se encarga de fiscalizar sus cuentas y aprobar las leyes e iniciativas del ejecutivo, o sea del gobernador o el presidente. Por ello, el mandatario busca con gran obsesión lograr el mayor número de “representantes populares” afines a su proyecto. Borregos o levanta dedos como los nombran en todo el mundo.

Los representantes del pueblo, en la mayoría de los casos no representan los intereses de la gente. Los congresos locales son un claro ejemplo. Los diputados son gente ligada al gobernador en turno. Cínicamente proclaman la autonomía de poderes.

La desaparición de poderes

 

La Constitución Política Mexicana, en el artículo 76 reglamentada en 1978, determina que es facultad del Senado de la República desaparecer uno o los tres poderes de una entidad. El ejecutivo, el legislativo y el judicial. Las razones son muy generales. Aplicables a cualquier gobernante en México. “Cuando los titulares de los poderes constitucionales: quebranten los principios del régimen federal. Abandonen el ejercicio de sus funciones a no ser que medie causa de fuerza mayor.” Y mire este: “estén imposibilitados del ejercicio de las funciones inherentes a sus cargos con motivo de situaciones o conflictos causados o propiciados por ellos mismos, que afecten la vida del Estado, impidiendo la plena vigencia del orden jurídico.” “Promuevan o adopten forma de gobierno o base de organización política distintas a las fijadas en los artículos 40 y 115 de la Constitución General de la República.” Se refieren a la soberanía de los ayuntamientos, temas de democracia y autonomía de poderes.

El Senado debe certificar que han desaparecido los poderes y esperar a que el presidente nombre una terna, de no ser así el mismo Senado nombra a un gobernador interino y este convoca a elecciones. Esto no se ha dado recientemente en México. La última vez fue en el año 1975, en Hidalgo; se acusó al gobernador Otoniel Miranda de violaciones a las garantías individuales junto con los otros dos poderes. ¿Le suena el caso en estos tiempos?

Y se preguntará y este rollo a qué viene. Pues a que existen las cámaras de representantes populares como contrapeso a los excesos de los gobernantes. Con atribuciones como la desaparición de poderes y el nombramiento de otro gobernador. Hoy en día existen casos documentados donde aplicaba esta facultad del Senado. Pero el sistema político mexicano se convirtió en un sistema protector común, me refiero a que no importa el partido que sea, existe una protección de unos y otros para que lleven una vida cómoda de excesos y violaciones de la ley sin ninguna repercusión.

Hay que otorgar el beneficio de la duda. Y también es importante resaltar que aun existen legisladores que velan por los intereses del pueblo, así como jueces que protegen a los ciudadanos de cualquier abuso en el ámbito judicial. Sobre todo a nivel federal.

Para cambiar estos manejos del poder legislativo en los estados, es recomendable votar por cualquier partido que usted prefiera, menos por el partido del gobierno en turno. Tanto a nivel local como federal. El ciudadano que ejerce el voto, puede crear el contrapeso para que no le sea tan fácil al “Virrey estatal” hacer su voluntad plena y afectar así a la sociedad. Claro habrá excepciones en donde se pueda premiar al gobierno en turno por su estupendo desempeño. Espero.

Hasta la próxima.

Tobías Cruz