Es una etapa formativa, la última. Siempre estamos aprendiendo y en formación, pero el mayor porcentaje de la construcción del Ser, se da en esta etapa, antes de la mayoría de edad...
¡Ah qué etapa tan complicada¡ se quejan la mayoría de los padres de familia en la etapa adolescente de sus hijos. Como la palabra lo indica, adolecen, sufren cierto defecto, carencia o vicio.
Sin duda es un tiempo de formación, de definición de la personalidad y la seguridad. Etapa importante para, en una alegoría en el campo de la construcción, dar los últimos acabados a la casa para terminar la obra. Como en una casa, se planea, se construye -los cimientos son importantísimos- se pone ladrillo a ladrillo con los mejores materiales de construcción. Se llega a la última etapa, los últimos detalles.
En la adolescencia la persona se enfrenta a muchas cosas, sigo con el ejemplo de las casas; es la etapa de los temblores, de las inundaciones, del desgaste, y es un momento determinante para saber si los cimientos y la construcción, o sea la educación y la formación de los padres fue de una calidad óptima.
No hay adolescente que no enfrente cambios físicos que le dan inseguridades. Leía a un psicólogo experto decir lo siguiente: imagínese usted despertar un día y verse en el espejo la cara llena de acné, el cuerpo con pelos nuevos, y en el caso de las mujeres, el crecimiento del busto. Le aseguro que no saldría de su casa. Es un tema complicado para los jóvenes, un proceso donde lo único que puede hacer el padre o la madre o ambos, es darle apoyo incondicional, con las frases; te amo, estoy aquí para lo que necesites. Nada más. No acosarlos ni estar todo el día preocupados por ellos.
Pero, el no acosarlos, no quiere decir que se les deje a su destino. Es la época también en que esas inseguridades, no solo físicas, si no las inseguridades emocionales del ¿Quién soy yo? ¿Qué haré? ¿Es normal lo que pienso y siento? ¿Está bien esto?, vulneran algunos valores impuestos por los padres. Es la época en que el alcohol y las drogas se hacen más presentes que nunca. Por ello, sin acoso debe haber supervisión indirecta, que no se note, pero que sea efectiva.
Es la etapa en que se desarrollan las habilidades sociales vitales para la vida. Muchos jóvenes por las inseguridades del miedo al rechazo, o lo que pueda pasar en la interacción social, se aíslan y es tal el temor a ser rechazados, a que se burlen de ellos o ser presas de acoso por parte de sus compañeros, que generan una especie de fobia social. Otros, se enfocan en el físico, pues creen que es la única forma de pertenecer, por lo que existe un peligro latente de caer en las garras de algún desorden alimenticio.
Pero ¿Qué hacer?
Observar. Los padres deben estar atentos al comportamiento del adolescente. Lo más importante es la comunicación, generar confianza entre padres e hijos, saber a ciencia cierta si existen problemas, y exactamente qué tipo de problemas. Los consejos de los padres para reaccionar ante ciertos eventos, que para los jóvenes pueden ser el fin del mundo, son importantes, pero tratados con el cuidado necesario para que los muchachos o muchachas no sientan que se minimiza el problema y entonces se cerrará el canal de comunicación. El lograr que el chavo o chava se comunique con los padres, es muy complicado, por lo que nunca deben sentir que los padres menosprecian el problema o se burlan de la exageración del mismo. No es necesario que se le solucionen los problemas, pero es importante, si hay comunicación con los padres, que estos le den un panorama diferente para que le sea más sencillo arreglar la situación, que para él o ella es catastrófica.
Es una etapa formativa, la última. Siempre estamos aprendiendo y en formación, pero el mayor porcentaje de la construcción del Ser, se da en esta etapa, antes de la mayoría de edad.
Así como los padres pueden ser aliados de los hijos en este complicado momento, también pueden ser sus enemigos. Se debe evitar ridiculizar a los hijos. Frases como; vas a un carnaval con esa vestimenta, o vas al teibol, o por qué te arreglas tanto, o pareces vagabundo, no te bañas apestas a piraña, deja de tragar, salte del video juego vas a quedar más tonto de lo que ya estás, y todas las frases que a veces los padres dicen, sin realmente pensar en las implicaciones, deben ser evitadas en esta etapa de consolidación de la personalidad y el carácter del adulto en su última etapa de formación.
Para concluir reitero: hay que vigilar, escuchar, dar espacio, respetar, dar amor y repetir siempre: estoy aquí para lo que necesites, recuerda que ya viví lo que tú vives y quizá mis experiencias te sirvan. Aunque se reciba un; ay mamá, ay papá, eran otros tiempos o ahorita ya se extinguieron los dinosaurios, no cesar en el ofrecimiento de apoyo y sobre todo saber con claridad qué es lo que le pasa a sus hijos.
Si todo falla y no existe un canal de comunicación, siempre es recomendable que los jóvenes tengan la posibilidad de acudir al psicólogo o cuenten con alguien que los escuche, apoye y oriente en los problemas que los agobian.
Gracias por leer mis artículos.