Padre y madre, insustituibles

Vida & Sociedad
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Por su parte la madre, le sigue brindando amor y cuidado, que se verá reflejado en el cultivo de la calidez en la vida del niño, la capacidad de establecer relaciones profundas, cuidadosas y amorosas...

En esta nuestra sociedad, cada día más hogares se ven destruidos, con consecuencias devastadoras para los niños.

De acuerdo a un estudio realizado en Estados Unidos a una población de 1,700 niños en un sistema monoparental (ausencia de uno de los padres), las estadísticas son las siguientes:

  • Cinco veces más propenso a cometer suicidio.
  • Treinta y dos veces más propenso a irse de su casa.
  • Veinte veces más propenso a tener desórdenes de conducta.
  • Catorce veces más propenso a cometer actos de precocidad y abuso sexual.
  • Nueve veces más propenso a abandonar sus estudios.
  • Diez veces más propenso a abusar de sustancias químicas y drogas.
  • Nueve veces más propenso a acabar en el tutelar para menores.
  • Veinte veces más propenso para en su mayoría de edad ingresar a la cárcel.

Existen otros factores de riesgo:

  • Los desacuerdos graves de pareja generan culpabilidad en los niños, puesto que ellos sienten que son la causa de dichos problemas.
  • Un nivel socioeconómico bajo, le envía el mensaje al niño de que no puede tener la certeza de recibir de la vida lo necesario para sobrevivir.
  • Cuando verbalmente se maltrata a un niño, se genera una pobre autoestima puesto que niño crece sabiendo que las poderosas palabras del padre o la madre son una verdad absoluta en su vida.
  • La criminalidad en los padres, se refleja en una figura ausente, que se lee como abandono.
  • De existir enfermedades psiquiátricas en la madre, es inevitable que haya una fuerte carencia de afecto.
  • Si los padres presentan adicciones, los niños sienten culpa y dolor por no entender el por qué de dicha conducta, tendiendo a culparse por la desdicha de sus padres.
  • La violencia intrafamiliar, reduce la capacidad del niño para relacionarse sanamente y por su puesto le impide contar con las herramientas necesarias para enfrentar de manera madura los conflictos.

Todas estas cosas deforman la expresión espontánea de los sentimientos por parte de los niños, minando su valor para ser autónomos y los autores Werner y Smith demostraron que si se encuentran presentes cuatro o más de estos factores de riesgo, la posibilidad de éxito en la vida adulta es sólo del 25%.

De manera más específica, lo estudios han demostrado que la ausencia del padre, aun cuando se quede la madre al cuidado de los niños, presenta los siguientes problemas en el desarrollo:

  1. Los niños presentan problemas de lenguaje y desarrollan pobremente su inteligencia, puesto que el organismo está más ocupado en entender lo que sucede, más que en crecer sanamente.
  2. La falta del padre genera problemas en los roles sexuales, tendencia a la promiscuidad y dificultades para relacionarse en pareja.

En los efectos observados en niñas privadas tempranamente de la convivencia con su padre, se incluyen embarazos, matrimonios adolescentes; maternidad en soltería, altas probabilidades de relaciones heterosexuales que terminan en divorcio y tendencias a múltiples casamientos.

  1. Como lo señalamos anteriormente se tiene una alta probabilidad a las adicciones, ausencias escolares, conductas depresivas, problemas de desajuste social, prolongando sus efectos en la adolescencia y la vida adulta.

¿Pero cuál es el papel del padre y de la madre para el sano desarrollo de los niños?

La aventura del bebé inicia en el acto de la fecundación, y en ella queda clara la importancia de la participación de ambos padres para el adecuado desarrollo del niño. Ambos son necesarios para generar la vida, ambos son requeridos para el sostenimiento de la misma. Cada uno tiene su lugar y ninguno es más importante que el otro.

Cuando el bebé se encuentra en el vientre materno, este es un lugar reconfortante, lleno de comodidades, siendo su primera lección el entendimiento de los ritmos de la vida. El líquido amniótico mejor conductor del sonido que el aire, le permite vivenciar en soround system de alta definición los ritmos de latido del corazón y los ruidos de los órganos vitales de su madre, cada uno a su tiempo, en una sinfonía que le brinda seguridad. Pero para que esta sinfonía permanezca en orden, es necesario que el padre se encuentre cerca, en el desarrollo del embarazo se requiere del amor hacia su madre, para así tener un ambiente tranquilo para crecer. Mientras la madre le enseña los ritmos de la vida, el padre le enseña la importancia del respaldo y la seguridad en el que descansa su madre.

Al nacer, el shock de la piel resulta un evento sumamente traumático, en donde el cuidado que se tenga va a tener que acrecentarse. La madre juega el papel del primer maestro de vida, el bebé sólo puede ver a 25 cm de su cara, y sólo de frente, por lo que la cercanía de su madre, le brindará la calidez y el amor que requiere para crecer. Por otra parte, el padre jugará un papel más directo en el afecto. El bebé reaccionará ante la voz de sus padres y sonreirá ante la cara de un humano que lo cobija y lo conforta.

La simbiosis entre madre e hijo es necesaria para que el bebé se desarrolle dentro de una fragilidad e incompletud en la que nace.

Conforme el niño va creciendo, el balbuceo, y posteriormente su lenguaje, serán en gran medida gracias al acercamiento del padre; muchas madres pueden molestarse de que la primera palabra sea papá y no mamá, pero el niño aprende lo emocionante que es la presencia y sobre todo el reconocimiento de la figura paterna, esto sentará bases firmes para que el niño pueda relacionarse con los demás.

Por su parte la madre, le sigue brindando amor y cuidado, que se verá reflejado en el cultivo de la calidez en la vida del niño, la capacidad de establecer relaciones profundas, cuidadosas y amorosas.

El reconocimiento de papá y mamá generará en los niños un singular enamoramiento hacia la figura del sexo contrario y esto es lo que los psicólogos llaman Edipo; son los cimientos de la búsqueda de una pareja en un futuro. La ayuda que el niño reciba de la figura del sexo opuesto, le permitirá formar una imagen positiva para con el sexo opuesto. Por otra parte, el amor y la paciencia con la que la figura del mismo sexo reaccione ante el niño, le permitirá identificarse positivamente con su propio sexo.

La mamá auxiliar de tareas y eventos del niño, se convierte en un modelo de creatividad, misma que necesita para resolver todas las cosas que son solicitadas en los años escolares básicos del niño. Por su parte, el padre refuerza la actividad de la mamá y brinda un cobijo y seguridad necesaria. Ambos participan en el establecimiento de límites en la educación, para lo que se requiere horarios, actividades específicas y una claridad en lo que está bien y lo que está mal. Esto es de suma importancia, puesto que los límites que el niño reciba de sus padres, serán los límites que él llevará a su interior, pudiendo así formar su conciencia, su juicio de realidad, y sobre todo la claridad para comprender lo que está bien y lo que está mal. Le dará al niño un código ético a seguir.

Será entonces el ejemplo más que las palabras, el maestro más poderoso que un niño tenga para comprender, aprender e incorporar en su sistema las normas y los valores que se viven día a día en la enseñanza con sus padres. El respeto y el amor con el que los padres se traten y traten a los suyos, será el vivo ejemplo que el niño seguirá al crecer. Este es el momento perfecto para que los niños vean el cuidado de los demás, el respeto de los mayores, la ayuda al desvalido y toda esta serie de actividades que le permitirán en un futuro ser una persona que pueda entender el bien común y el amor entre los semejantes.

Mamá será el ejemplo siempre del pasado, es quien lleva en su corazón todo el registro de nuestro paso en el tiempo, historiadora nata, que recuerda detalles, momentos, sonrisas, frases y una serie de datos que son de gran importancia, porque la mamá será el recordatorio del pasado, tan necesario no sólo para entender el presente, sino para comprender que alguien que no recuerda su pasado, que no lo analiza, está condenado a repetirlo. Es entonces la madre en su conocimiento de nuestra historia, quien nos permite tener los pies en la tierra.

Por su parte, el padre brindará el espíritu de aventura en los juegos, el humor y las sonrisas. Será el respaldo en quien nos recarguemos y quien nos enseñe que nunca se es demasiado tarde para jugar, para reír, para aprender a disfrutar lo que viene en la vida. El padre nos permite soñar, nos da la fuerza para ello, alienta nuestros proyectos, encamina nuestros pasos y nos permite tener una visión de futuro, lo que será de vital importancia, puesto que nuestro sentido de vida está en la capacidad de planificar, generar metas y proyectos y ésta es una bondad del padre. El toque de Peter Pan que nos puede brindar el padre, nos enseña la magia de la vida y sobre todo del porvenir.

El padre mantiene en el juego y el humor vivo a nuestro niño interno en el paso del desarrollo y esto es crucial, puesto que de ello depende nuestra fuerza para levantarnos en las tormentas, ver la vida con humor, buscar la mejor parte al peor escenario y entender que la vida es una escuela de enseñanzas y lecciones que debemos retomar.

En la ternura de la madre, en su arrullo y consuelo, ella nos brinda su espiritualidad, cada vez que ora con nosotros al pie de la cama para dormir, que pide por nosotros en sus oraciones y que bendice nuestro camino con su presencia. Es nuestra intercesora en momentos de angustia, es nuestra voz cuando nos quedamos callados y nuestra mediadora al momento de ir hacia nuestro papá.

En el respaldo del padre, encontraremos la seguridad con la que caminemos en la vida, la fortaleza que tengamos para enfrentarnos a los momentos duros y la claridad mental para encontrar soluciones a nuestros problemas.

Al llegar la adolescencia, ambos padres trabajarán aún más en conjunto, pues requieren frente a la rebeldía del hijo, reglas claras, el sostenimiento de las figuras de autoridad que le permitan al adolescente forjar su identidad adulta. Ambos padres representando el pasado y el futuro del adolescente, le permitirán poder vivir en su presente, en la importancia del día a día, como un ser amoroso, cuidadoso de los demás, un ser completo, seguro.

Ojalá que todos comprendamos la importancia que tienen ambas figuras padre y madre en el desarrollo de los niños, y les permitamos ir libremente hacia su padre y su madre, no importando las circunstancias de los adultos, tan complejas y tan ajenas a la imposibilidad de sustituir a los padres. 

Esther Guadarrama Benavides