¿La naturaleza nos advierte?
Hace algunos meses, o años, -algunos seres humanos hemos perdido noción del tiempo-, escribí: El Covid-19, ¿freno a la infidelidad? Me referí al miedo que existía en los contagios y que bajarían las relaciones extramaritales o frenarían sus instintos aquellos que viven la “vida loca”.
Hoy, la naturaleza nos pone enfrente una nueva enfermedad altamente contagiosa, la viruela del mono, o como se le conoce en el argot médico, la viruela símica.
A diferencia del otro virus, esta enfermedad presenta marcas muy notorias en el cuerpo, pero sobre todo en el rostro. Es por ello lo de la letra escarlata.
La letra escarlata, es una novela publicada en 1850, cuyo autor es Nathaniel Howthorne. Ambientada en Nueva Inglaterra, en épocas del puritanismo, donde la protagonista, Hester Prynne, es acusada de adulterio y su castigo es llevar una letra A en el pecho para que todos sepan que es una Adultera.
En este caso, mucho se ha estigmatizado el padecimiento con ser una enfermedad de transmisión sexual por relaciones carnales entre masculinos.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha dado a conocer que no se trata de una enfermedad de transmisión sexual, como podría ser la Clamidia, el Papiloma Humano, etc.; la viruela del mono, es una enfermedad que se transmite por los fluidos entre humanos, mucosas o saliva.
El periodo de incubación va de los seis a los trece días. Empieza con dolor de cabeza, fiebre, dolor lumbar, mialgias y una fiaca espantosa. Después de este cuadro, aparecerán lesiones características de la sífilis o de la varicela. Será notorio que se está contagiodo de este virus.
El índice de mortalidad es bajo, se ha presentado en niños muy pequeños.
Habrá que hacer énfasis en lo que ya se ha convertido en una normalidad en nuestras vidas. Hay que cuidarse, mantener la sana distancia y, aunque no sea una enfermedad sexual, es una enfermedad que se contagio con la cercanía entre dos personas, y si uno de ellos está contaminado, el contagio es seguro. Infieles, a cambiar su forma de vida. ¡Di sí a la monogamia! Mejor una sola pareja, y darle vuelo a la hilacha, que andar por la vida con tremendas marcas en la cara.
¿La naturaleza nos advierte?
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