El vínculo roto no es tu fin: reconstruirte es posible

Salud y orientación
Tipografía
  • Diminuto Pequeño Medio Grande Más Grande
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

El duelo te da la oportunidad de reflexionar y aprender...

A veces, el dolor de una relación rota se siente como si fuera capaz de desgarrar nuestra esencia, como si algo vital dentro de nosotros quedara irremediablemente dañado. Es un sentimiento devastador, pero quiero recordarte algo crucial: tú no estás roto. Esa persona no destruyó quién eres, ni puede hacerlo. Lo que se rompió fue el vínculo entre ustedes, nada más.

Los vínculos son como puentes que construimos con cuidado y amor. A veces son fuertes, hechos de materiales resistentes, y otras veces, con el tiempo, se desgastan o incluso colapsan. Pero tú, quien ayudaste a levantar ese puente, sigues aquí. No eres menos por su pérdida; sigues siendo una estructura sólida, con la capacidad de construir de nuevo cuando estés listo.

Separar lo que pasó de lo que eres

Cuando una relación se rompe, tendemos a confundir el final del vínculo con un fallo personal. Nos decimos: “Si me hubiera esforzado más, si hubiera sido mejor, esto no habría terminado así.” Pero el amor, como los puentes, requiere dos lados para sostenerse. Si una de las partes deja de contribuir, el puente cede, sin importar cuánto intentes mantenerlo tú solo.

No confundas el fin de una conexión con el fin de tu valor. Esa persona pudo haberse ido, pudo haber herido o traicionado, pero esas acciones no tienen el poder de definir tu esencia. Tu capacidad para amar, tu resiliencia, tu deseo de ser feliz y crecer están intactos.

El duelo: un camino hacia la sanación

Perder un vínculo duele, y es válido sentir tristeza, enojo, confusión o incluso alivio. El duelo no es una debilidad, es un proceso necesario. Pero dentro de ese duelo hay una semilla de verdad: tú sigues siendo tú. Por más que esa pérdida te haya afectado, no te ha destruido.

El duelo te da la oportunidad de reflexionar y aprender. Te permite identificar qué fue saludable en esa relación y qué no lo fue. Aprendes a soltar lo que ya no sirve y a valorar lo que necesitas para tu bienestar en el futuro.

Elegir la reconstrucción

La felicidad no depende de que alguien más te complete, sino de que tú te permitas reconstruirte. Al sanar, no se trata de olvidar o minimizar lo que pasó, sino de darle un nuevo significado.

Un día, mirarás hacia atrás y entenderás que el fin de ese vínculo no fue el fin de ti. Descubrirás que hay una fuerza inmensa en soltar lo que no puede salvarse y en abrirte al futuro con la certeza de que mereces amor y alegría.

Si hoy el dolor parece insuperable, recuerda esto: eres más fuerte de lo que crees. No estás roto; estás en construcción. Y al final de este proceso, encontrarás que dentro de ti siempre estuvo la capacidad de ser completo, de ser feliz, y de amar de nuevo.

Paty Coen