Tu piel también se cansa

Salud y orientación
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La luz azul del celular, de la computadora, de esa tableta que usamos hasta que el sueño nos vence, no solo nos roba el descanso. Nos deja pequeñas huellas en la piel...

Nos miramos en el espejo buscando respuestas. ¿Será la edad? ¿Será el estrés? ¿Por qué esta mancha no estaba ayer? A veces creemos que la piel sólo se quiebra cuando caminamos bajo un sol furioso, como si el daño viniera únicamente de afuera, como si las pantallas —esas lunas artificiales que nos acompañan día y noche— no supieran herir.

Pero sí. También lastiman.

La luz azul del celular, de la computadora, de esa tableta que usamos hasta que el sueño nos vence, no solo nos roba el descanso. Nos deja pequeñas huellas en la piel: manchas que aparecen silenciosas, sin avisar. Oscurecen zonas que antes eran claras, marchitan la lozanía, agotan la luz del rostro.

Y a veces duele más lo que no se ve de inmediato. La piel también guarda memorias, y cuando las memorias se acumulan sin defensa, se transforman en castigo.

Por eso no es un lujo. Es cuidado. Es ternura. Es respeto.

El protector solar no es solo para los días de playa o para cuando salimos al parque. Es para hoy, aunque no salgas de casa. Aunque la ventana esté cerrada. Aunque el cielo esté nublado. Aunque creas que nada pasa. Porque sí pasa.

Aprende a ponértelo como quien se pone una caricia. No una vez y ya, sino varias veces al día. Cada cuatro horas, al menos. Aunque estés maquillada, aunque ya tengas prisa. Hay brumas solares, fórmulas ligeras, versiones que caben en tu bolsa o en tu alma. Reaplícalo como quien se recuerda a sí misma que merece estar bien.

Y cuando lo hagas, no pienses que es vanidad. Es promesa. Es elegir no marchitarte antes de tiempo. Es mirarte con amor, sabiendo que tu piel también respira, también siente, también necesita ser protegida de lo invisible.

Cuida tu piel como cuidas tus emociones: con constancia, con dulzura, sin excusas.

Porque tú también mereces que algo tan tuyo como tu piel no sea testigo de un abandono lento.

Paty Coen