No es fácil hablar con tu hijo/a sobre este tema, necesitarás muchas bases científicas y tal vez asesoría de algún/a especialista, lo importante es que si lo decides, ya diste el primer paso...
La educación de la sexualidad empieza desde antes del nacimiento y termina con la muerte. Implica informar, sobre todo formar en lo referente a la sexualidad. La mejor forma de dar educación es con el ejemplo, las actitudes ante el tema dicen mucho más que una conferencia magistral. Así es que para hablar de sexualidad, primero tendremos que revisar la propia y hacer un trabajo profundo sobre nuestras creencias.
A continuación algunos puntos importantes, para hablar de sexualidad con los y las adolescentes:
- Hablar de sexualidad, no solo de sexo. ¿Qué es lo primero que llega a la mente cuando se menciona la palabra sexualidad? En general erotismo, coito, relaciones, placer. La sexualidad abarca aspectos biológicos, psicológicos y sociales; será necesario contemplarlos para hablar sobre ésta, así estaremos ampliando el concepto y no reduciéndolo solo a la genitalidad.
- Involucrar emociones. La parte emocional está íntimamente vinculada a la sexualidad, por esto es importantísimo no dejarlas de lado. Al hablar de sexualidad con nuestros/as hijos/as será importante preguntarles cómo se sienten bajo cierta situación. No es lo mismo explicar lo que es la menstruación, que definitivamente ver cual es la emoción que está originando en la chica que la tiene. También será importante transmitir emociones positivas, cuidar mucho si hubo una experiencia negativa en la sexualidad, tratar de no pasar esta información.
- La educación sexual inicia desde el útero y termina con la muerte. Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para educar en sexualidad, considerando los puntos anteriormente comentados, se dará la información de acuerdo a la edad que tiene la persona. En general los/as adolescentes tienen suficiente información sobre el tema, sin embargo les hace falta formación, ahí es donde entramos padres, madres, educadores y profesores.
- Si no lo hacen padres y madres, cualquiera puede proporcionar la información. Pensemos que puede ser algún/a profesor/a, o alguna persona preparada en el tema, pero lo más probable es que esta información les llegue por parte de pares o mas común todavía a través de Internet, donde sabemos que no todo es científico, ni cierto. Así es que es nuestra responsabilidad como padres y madres de adolescentes prepararnos en el tema para poder acompañarles en esta etapa.
- No eres su amigo/a. Punto realmente importante, de un tiempo a la fecha vemos a muchos/as padres y madres de adolescentes comportándose como tal; esto definitivamente quita autoridad, entonces tu hijo/a te verá como su cuate y no tendrás la oportunidad de guiarle. Claro que puedes ser un padre y una madre muy comprensivo/a, cariñoso/a, que sepa escuchar, que pueda empatizar, pero siempre desde este lugar, no cambies la jerarquía, esto puede originar problemas graves.
- Promover una sexualidad asertiva. Ser asertivo/a implica decir las cosas correctas en el lugar adecuado y momento oportuno, ser asertivo/a es un trabajo de todos los días, es decir, es una conducta que podemos aprender. Por tanto, tendremos que empezar por ser asertivos/as, para posteriormente pedirles a nuestros/as hijos/as que lo sean.Una forma de lograr la asertividad es respetar las decisiones de los/as adolescentes y permitirles que se responsabilicen por ellas; al aprender esto, sabrán cómo tomar las mejores decisiones en su sexualidad.
- Darles la oportunidad de hablar de sexualidad cuando lo necesiten. A veces queremos hablar de sexualidad por una necesidad personal y hacemos de ésto un asunto demasiado formal, realmente cualquier oportunidad es buena para hablar del tema y sobre todo si tu hijo/a se acerca con preguntas, no postergues la respuesta, es muy importante que vea tu disponibilidad y afecto para ayudarle.
- Tratar sobre los cambios físicos y emocionales que están viviendo. Sabemos que la adolescencia es una etapa de la vida donde todo cambia y a veces los/as jóvenes se sienten inseguros/as sobre su físico. Explícales sobre los cambios, tal vez le sirva saber que tú pasaste por ahí y la forma como te sentiste y que a final de cuentas todo pasa. Cuida de no hacer de un evento una tragedia. Permite que exprese su emoción y acompáñale amorosamente. Si el problema es el acné, por ejemplo, dile que exprese cómo se siente y si es necesario llévalo con un/a dermatólogo/a. Nunca minimices sus sentimientos, ni sus cambios.
- Hablar con naturalidad y claridad. Al hablar de nuestro cuerpo lo hacemos de forma natural, sin embargo sucede algo cuando hablamos de genitales y entonces se baja el volumen de la voz, se llena la cara de colores, empieza un temblor; esto es normal si no estás preparado/a en el tema. Así que lo primero que hay que hacer, es trabajar con los propios miedos y tabúes, para no transmitirlos a los/as hijos/as.
- Utilizar términos reales y científicos. Piensa cuáles son las formas en que nombras al pene, a la vagina, a la vulva, a los pechos y a las nalgas, seguramente llegarán a tu mente decenas de apodos; ahora piensa las formas como nombras al codo… pues ¡CODO! ¿Qué sucede? Pues sobrenombramos aquellas cosas que nos parecen prohibidas. Así es que a partir de hoy no más “pajarito”, “parte”, “bubis”, “pompis”, las cosas por su nombre, esta es parte muy importante de la educación sexual.
- Decir la verdad. Hay que aprender a contestar con la verdad, las preguntas directas deben tener respuestas claras y ciertas. Cuidado con mentirles a nuestros/as hijos/as, seguramente encontrarán la información en otros lugares. Y hay algo más, si no te sabes la respuesta, también contesta con la verdad, puedes decir: “no lo sé, ¿te parece si lo investigamos juntos/as?” ó “no lo sé ¿te parece si buscamos ayuda?”; dejemos de pensar que todo lo sabemos y reconozcamos nuestros límites, esta enseñanza va a ser muy buena para ellos/as.
- Poner límites, no barreras. Siempre es importante que en casa exista una estructura de normas y reglas que pongan límites claros y definidos, los/as adolescentes aprecian mucho esto. Estos límites son flexibles y se pueden lograr bajo acuerdos. Cuidado con cerrarte y entonces poner barreras, ya que esto desequilibraría la armonía familiar y en realidad es mucho más fácil que las rompan.
- Cuidar y vigilar el uso de Internet. Promueve en tus hijos/as la crítica y discriminación de ciertas cosas en Internet y en la vida. Involúcrate con ellos/as en las páginas de su interés e investiga de qué se trata. Establece horarios para el uso en casa y sobre todo, no crean todo lo que aparece en Internet, muchas de las publicaciones no tienen base científica y la sexualidad está plagada de abundante charlatanería.
- Incluir todos los temas, aunque no sean parte de la experiencia personal. Es decir temas como prostitución, homosexualidad, infecciones, embarazos, relaciones coitales; es necesario ampliar y hablar de todos los temas, ya que en algún momento se puede topar con estas vivencias y tal vez no sabrá cómo responder.
- Confiar en los valores. No puedes andar detrás de tu hijo/a las 24 horas del día, confía en el trabajo que has hecho y las enseñanzas que le has dado. Los/as jóvenes en general responden ante lo que han aprendido y sobre todo lo que ven en casa.
- Ser un ejemplo. Es cierto que se enseña con el ejemplo. La actitud y la forma como hacemos las cosas serán la mejor manera, de las cuales nuestros/as hijos/as van a aprender. Por tanto, hay que ser congruentes con lo que se dice, se siente y se piensa. El lenguaje corporal implica el 70% de la comunicación, así es que si tu respuesta corporal ante una pregunta de sexualidad es de desaprobación, esto lo notará de inmediato el/la adolescente.
- Dejar de satanizar a la adolescencia. Es importante quitarle la carga social que se le ha impuesto a la adolescencia. Durante muchos años se ha hablado de esta etapa como algo insufrible, muchos/as padres, madres y adolescentes la pasan mal, solo por los mitos alrededor de ésta. Recordemos que es una etapa de muchos cambios físicos, psicológicos y sociales, y lo único que necesitamos es adaptarnos a ellos, como joven, familia y sociedad.
- Recordar que también fuiste adolescente. Cuando platico con algunos/as padres y madres sobre la adolescencia, les comento que el principal problema de esta etapa es que: A LOS/AS ADULTOS/AS SE NOS OLVIDA QUE TAMBIÉN FUIMOS ADOLESCENTES. Seamos congruentes y cuando no entendamos a nuestro/a hijo/a recordemos qué hacíamos nosotros/as ante esta misma situación y cómo nos hubiera gustado resolverla.
- Más vale prevenir. Será importante que eduques a tu hijo/a para que sepa prevenir consecuencias físicas, emocionales y sociales. Dale a conocer acerca de métodos anticonceptivos y enséñale a poner un condón, si no tienes las herramientas para hacerlo, puedes buscar ayuda con algún/a médico/a ó sexólogo/a, que con gusto te orientará. Algo más, deja de pensar “mi hijo/a no lo va a hacer”, el 50% de los/as adolescentes en Preparatoria tienen relaciones eróticas e incluso coito. Así es que sin que tú lo sepas tal vez forma parte de esta estadística, más vale darle las herramientas para que se proteja, recuerda que prohibir o negar no sirve para nada. Cuando te subes a tu auto, no esperas chocar, sin embargo te pones el cinturón de seguridad. Acompaña a tu adolescente.
- No te preocupes, ocúpate. Seguirnos preocupando por la sexualidad en la adolescencia no tiene ningún beneficio; en realidad lo que necesitamos es ocuparnos, prepararnos, informarnos, asesorarnos, investigar… a nosotros/as nadie nos habló sobre sexualidad, ahora necesitamos hablar de ella; acude con alguna persona experta en el tema que te pueda orientar.
No es fácil hablar con tu hijo/a sobre este tema, necesitarás muchas bases científicas y tal vez asesoría de algún/a especialista, lo importante es que si lo decides, ya diste el primer paso.