Tu niño interior, reconecta y ámate

Salud y orientación
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Recuerda que es un proceso, uno en el que mereces darte tiempo y ser paciente contigo mismo...

Todos llevamos dentro una parte de nosotros que alguna vez fue niño, una versión pequeña, vulnerable y pura de quienes somos hoy. A menudo, esa figura infantil guarda heridas no resueltas, emociones no expresadas y miedos que, sin quererlo, afectan nuestras decisiones y relaciones actuales. Sanar al niño interior es una forma de reconciliarnos con esa parte que aún necesita amor y comprensión. En este artículo, exploraremos cómo comenzar ese proceso de sanación, respaldado por la psicología, pero desde un lugar humano, cálido y compasivo.

¿Qué es el Niño Interior?

El concepto del “niño interior” fue popularizado en la psicología por Carl Jung y, posteriormente, por otros psicoterapeutas. Básicamente, se refiere a la parte de nuestra mente que guarda memorias, emociones y experiencias de la niñez. Según la psicología, este “yo” interno contiene tanto los aspectos positivos como los negativos de nuestra infancia: la curiosidad, el deseo de aprender, y también los miedos y las inseguridades que se formaron cuando éramos pequeños.

El problema surge cuando este niño interior no ha sido sanado. Las experiencias dolorosas que no se resolvieron en su momento pueden llevarnos a reaccionar con ansiedad, a temer el abandono o incluso a sabotear nuestras relaciones.

Señales de que tu Niño Interior necesita sanación

La infancia es un periodo delicado en el que se forma nuestra autoestima y percepción del mundo. Aquí algunas señales que podrían indicar que tu niño interior tiene heridas no sanadas:

  1. Miedo al rechazo: Evitas conflictos o situaciones donde podrías ser rechazado, incluso sacrificando tus propios deseos o necesidades.
  2. Dificultad para confiar: Las experiencias tempranas pueden hacerte desconfiado, temeroso de que los demás te lastimen o abandonen.
  3. Auto-sabotaje: Te encuentras bloqueando tu propio éxito o felicidad por miedo a no ser lo suficientemente bueno.
  4. Procrastinación constante: A menudo, detrás de la postergación, hay una necesidad de protección, un miedo a fallar que viene de las expectativas que se formaron en la niñez.

Conecta con tu Niño Interior

Reconectar con el niño interior implica crear un espacio seguro para escucharlo y entenderlo. Prueba estos ejercicios para comenzar:

Escribe una carta: Tómate un momento para escribirle una carta a tu niño interior, como si le estuvieras hablando a un amigo querido. Exprésale comprensión, explícale que estás allí para él. Esto puede ayudarte a liberar emociones reprimidas.

Imagina una conversación: Cierra los ojos e imagina a tu niño interior sentado frente a ti. Pregúntale cómo se siente y escucha lo que tiene que decir sin juzgar.

Revisita tus fotos de infancia: Observa esas fotos con una mirada compasiva. Reconoce su inocencia y recuerda que hizo lo mejor que pudo en las circunstancias que le tocaron vivir.

Permítete sentir

De acuerdo con la investigación en psicología emocional, como la del Dr. John Bradshaw, sanar el niño interior significa permitirnos experimentar emociones no expresadas del pasado. Al revivir y sentir estas emociones en un espacio seguro, podemos liberarlas y darle a esa parte de nosotros el espacio que merece.

Haz espacio para el llanto y la tristeza: Si en algún momento sientes ganas de llorar, permítetelo. El llanto es una de las formas más naturales y sanadoras de liberar el dolor.

Practica la autocompasión: En lugar de juzgarte por tus emociones o traumas, abrázate con cariño y comprensión. La Dra. Kristin Neff, investigadora en autocompasión, sugiere que tratarnos a nosotros mismos con amabilidad ayuda a sanar heridas emocionales profundas.

Reemplaza creencias limitantes

En la infancia, creamos creencias para protegernos, pero algunas pueden volverse limitantes con el tiempo. Puedes trabajar en cambiarlas con técnicas como:

  • Diálogo interno positivo: Reemplaza pensamientos negativos o autocríticos con mensajes de amor y respeto.
  • Afirma tu valía: Crea afirmaciones como “Soy digno de amor y respeto” o “Merezco sentirme seguro”. Estos mensajes ayudan a sanar las inseguridades de la niñez.
  • Terapia cognitiva o EMDR, (método de psicoterapia de reprocesamiento y de desensibilización  a través del movimiento ocular): Estas terapias están científicamente comprobadas y pueden ayudarte a replantear patrones mentales derivados de experiencias infantiles difíciles.

Cuida de tu Niño Interior en el presente

Tu niño interior necesita sentir que está a salvo y que ya no tiene que preocuparse. Aquí tienes algunas maneras de apoyarlo en tu vida cotidiana:

Diviértete y juega: Permítete hacer cosas que disfrutes sin culpa, como pintar, bailar o cualquier actividad que traiga alegría.

Crea rituales de autocuidado: Prioriza tu bienestar físico y emocional. Esto incluye respetar tus límites y darte el espacio necesario para descansar.

Rodéate de personas que te respeten: Las relaciones sanas ayudan a reafirmar tu valor y a sentirte seguro.

Busca apoyo

Sanar al niño interior puede ser un proceso profundo y a veces abrumador. No tienes que hacerlo solo. La terapia puede ser una excelente herramienta para explorar y procesar estas emociones. Además, un terapeuta capacitado en técnicas como la Inner Child Therapy o la terapia de reparentalización puede guiarte en este proceso.

Para terminar

Sanar a tu niño interior es una experiencia que puede transformar tu vida, ayudándote a vivir con más amor, compasión y autenticidad. No se trata de cambiar el pasado, sino de darle a ese niño la comprensión y la seguridad que necesita para que, como adulto, puedas vivir libre de las sombras de la infancia.

Recuerda que es un proceso, uno en el que mereces darte tiempo y ser paciente contigo mismo. Al final, sanar es un acto de amor hacia ti mismo y hacia el niño que fuiste, y ese es el regalo más grande que puedes darte.

Paty Coen