El poder (Crónicas sin censura 1)

Réplica y Contrarréplica
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El gobierno de Mariano Piña Olaya

¿Qué le pasa al gobernador?

¿Qué le pasa al gobernador de Puebla? Esta es una pregunta en la mente de casi todos los poblanos; se escucha con sordina en círculos políticos; se oye con fuerza en la calle; hace las veces de catalítico entre los jerarcas empresariales y eclesiásticos; es motivo de conversación en el medio intelectual; forma parte obligada de los comentarios de café; en los círculos universitarios es motivo de investigación y no deja de inquietarnos a los periodistas. Sin pretender dar respuesta al cuestionamiento, ofrezco los siguientes comentarios a fin de que el misterio se dilucide.

1.- En los asuntos donde el gobierno local ha metido su mano pesada y hasta arbitraria ha ganado la impopularidad que actualmente posee. Las expropiaciones de tierras, el despojo de los comerciantes de Tepeaca, la presencia policiaca y su brigada canina, el caso de la Volkswagen, la violación de las suspensiones provisionales contra los actos expropiatorios y la clausura del estadio de futbol son parte de los actos gubernamentales más controvertidos y espectaculares.

2.- El gobernador aparenta estar fascinado con el glamour del cargo. Sin embargo, nos ha demostrado que rechaza todo lo que requiere su presencia directa. Creo que desde el principio del régimen, las puertas de su despacho se cerraron a todo asunto relacionado con campesinos, obreros y partidos políticos. Según la agenda de actividades que conoce la opinión pública, las audiencias en palacio rara vez son concedidas. Para compensar, con cierta regularidad es recibida la gente bonita y, de vez en cuando, uno que otro funcionario público convocado para servir de relleno y decoración en los actos diseñados para promover la imagen del gobernador.

Piña Olaya trabaja con un sistema de organización por objetivos y áreas de responsabilidad. El asesor Alberto Jiménez Morales maneja el poder político con todas sus implicaciones, negociaciones y relaciones con la prensa. Las finanzas están bajo el control de Alejandro Lelo de Larrea su cuate, inversor y consejero desde hace muchos años. Con don Alberto acuerda casos resueltos y autorizaciones previamente analizadas o negociadas por el propio asesor quien, según nuestras investigaciones, le tiene tomada la medida.

Esto le permite presentar una problemática bien maquillada y arreglada y evitar malos ratos al gobernador. En el caso de las finanzas el gobernador sí interviene y de común acuerdo con Lelo de Larrea decide lo procedente. Es en este ámbito donde casi nadie puede leerle la buena ventura a nuestro huraño gobernador. 

¿Por qué estas actitudes del mandatario poblano? Según creo don Mariano vivió una infancia llena de privaciones, la pobreza y el hambre era el pan de todos los días para él y su familia. Esos primeros años los vivió en Champusco. Alguna vez dijo que por esos malos recuerdos Puebla estuvo fuera de sus planes hasta que las circunstancias lo obligaron a regresar. La primera vez vino a comprar un pequeño rancho en San Martín Texmelucan en donde también tuvo experiencias nada agradables para un abogado de la metrópoli. Después volvió como diputado federal gracias a la designación de su amigo Miguel de la Madrid, a quien también le debe la gubernatura. 

Respetado lector, concluyo con dos suposiciones. Primera: que Piña Olaya no desea enfrentar la pobreza del estado debido a que la de su infancia todavía le impacta emocionalmente. La escasez le quedó grabada como huella en el cemento fresco. Segunda: ha luchado denodadamente para acrecentar su fortuna, lo cual le ha permitido superar los malos recuerdos. De lo primero es obvio que se libra delegando su poder a su asesor. Después y como consecuencia el tiempo le rinde más para dedicarse a su verdadera vocación.

Los que votamos por Piña nos equivocamos pensando que nuestro candidato tenía una profunda vocación social, y acertaron los que lo vieron como socio y hombre de negocios.

10-IX-1992

Alejandro C. Manjarrez