El país amaneció con el Luis Donaldo en la boca...
Se repitió lo que ha sido común en este gobierno: el engaño con la verdad. Ocurrió el destape, pues. Cayó el dedazo y de manera sorpresiva e inesperada Fernando Ortiz Arana, presidente del CEN del tricolor, salió con su domingo siete para convocar al Consejo Nacional del PRI y darle validez, legitimidad, consenso a la candidatura de Luis Donaldo Colosio, secretario de la Sedesol.
Si acaso el lector se pregunta el porqué del domingo siete, el columnista tiene la siguiente respuesta: horas antes del destape, el dirigente del institucional había declarado que no variaría la determinación de lanzar candidato hasta diciembre o enero próximos, porque nadie dentro o fuera haría cambiar el calendario fijado por el Partido Revolucionario Institucional, y que tampoco influiría lo que hicieran otras fuerzas políticas de la nación. Como vimos, tuvo que olvidar sus palabras para dar cauce y aceptar la línea o las instrucciones del primer priista de México.
En fin, lo importante es que ya salió el humo blanco de los Pinos y que a partir de hoy dará comienzo la efervescencia “grillesca” que empujará a la nación a una etapa de actividad política. Y como tendremos mucho de que hablar, antes de que se olvide el lector, me permitiré referir lo sucedido en los días previos al destape o dedazo, como quiera llamarle: ello con la intención de visualizar el futuro de algunos políticos poblanos, especialmente de aquellos profundamente vinculados con el nuevo candidato.
Creo, pues, que se consolidan las lucubraciones expresadas en torno a Colosio. Incluso las opiniones recientemente manifestadas por el senador Sierra Sánchez (que la mayoría de los mexicanos comparte especialmente ahora), respecto de que el dedazo y el tapadismo son ya una costumbre– casi regla–de nuestra política. Cuando menos así lo han reconocido en sus memorias y escritos varios expresidentes de México, cuyos relatos nos aclaran la forma y las dificultades en la designación del sucesor. Ocultarlo es tanto como tratar de demostrar que la tierra es cuadrada, que no poseen los elementos viriles para reconócelo o bien que existe exceso de candidez política. Sin embargo, buena o mala, antidemocrática, o parte de nuestra cultura, la costumbre del dedazo tiene ahora un sustento irrebatible en la autoridad moral del presidente Carlos Salinas de Gortari. De él es la responsabilidad y sobre él caerán los laureles o las recriminaciones, dependiendo de que gane su gallo y de cómo actúe el próximo presidente de este país.
Muchos políticos, especialmente los jóvenes, están de plácemes y otros muy preocupados por haberse pronunciado en favor de Camacho, de Patrocinio, de Aspe, o de Zedillo, sobre todo aquellos que sin empacho se la jugaron por quien, según ellos, tenía todas las de ganar. Ni hablar, pues, que siempre hay ganadores y perdedores del juego sexenal “pronósticos políticos para la asistencia personal.”
No hay duda: volveremos a presenciar el fenómeno conocido como la cargada, es decir la manifestación de abundante solidaridad con el candidato del PRI. Ayer empezó y habrá de continuar hoy y hasta el día de las elecciones. Esperemos que no haya atropellados y que aunque no participe, la mayoría salga ganando.
29/IX/1993