CENA AMARGA
Los invitados estaban ansiosos e interesados en conocer el pensar del amigo del presidente de México. La tranquilidad y el ambiente amigable del hogar de la familia Hess, donde todo lo bueno abunda, fue el marco de esa interesante reunión. La cena transcurrió en un ambiente amistoso, hasta que, en un arrebato de sinceridad, el futuro candidato a gobernador de Puebla explicó cómo fue que obtuvo su primer millón de pesos. Al escuchar el relato, quizá expresado con el deseo de ganar la simpatía de los comensales, todos los rostros, incluido el del anfitrión, mostraron una expresión de sorpresa. Fueron incapaces de disimular el impacto que les ocasionó la confesión de que tal ganancia se había producido representando a un empresario sonorense en un pleito laboral, para lo cual había tenido que “ponerse de acuerdo” (corromper) con el juez respectivo. Como podrá usted imaginar, la revelación causó sorpresa, desagrado y, lo más importante, propició una incipiente desconfianza que paulatinamente fue acrecentándose hasta convertirse en el fundamento e inspiración de la mayoría de los ataques empresariales dirigidos al gobierno piñaolayista, muchos de ellos firmados o encabezados por sus compañeros de mesa en la cena referida.
“Gobernaré sin caciques” fue otra de las expresiones impulsivas o impetuosas que ya forman parte del rico anecdotario político poblano. Esto es porque sucedió precisamente lo contrario, tal y como lo veremos más adelante.
Antes de entrar de lleno al mandato de Piña Olaya, vale la pena recordar la forma en que el político ascendió a la honrosa representación popular que no supo valorar.