EL Narcotráfico, primera parte (Crónicas sin censura 96)

Réplica y Contrarréplica
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Primera parte 

En el sexenio que concluye, el narcotráfico llegó a tocar jerarquías institucionales, es decir, penetró de manera inusitada hasta las altas esferas del sistema político mexicano.

    Empero, ese asalto de los capos de la droga tuvo que enfrentar una cerrada lucha contra las autoridades judiciales. El resultado fue el siguiente: 1) Erradicación de los cultivos de amapola y mariguana en una extensión equivalente a una décima parte del territorio nacional. 2) Decomiso y destrucción de 200 toneladas de cocaína pura. 3) Arresto de 86 mil personas vinculadas al narcotráfico. 4) Apenas media docena de capos egresados y otros personajes menores.

    Ahora bien, respecto a la actuación de los procuradores tenemos que durante el presente sexenio, Enrique Álvarez del Castillo fue acusado públicamente por las autoridades estadounidenses de complicidad con capos del narcotráfico. Quizá porque bajo su mandato únicamente se detuvo a Miguel Ángel Félix Gallardo, jefe de la zona del Pacífico.

    Jorge Carpiso, que estuvo un año en el cargo, logró la captura de Joaquín el “Chapo” Guzmán y de Francisco Arellano Félix. Durante su gestión fueron asesinados el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien fue confundido con un capo en el aeropuerto de Guadalajara, y el ex procurador sinaloense Rodolfo Álvarez Farber que en su momento aprehendió y metió en la cárcel a un subcomandante de la Policía Judicial acusado por sus ligas con el narcotráfico (se dice que desde esa cárcel salió su sentencia de muerte, cumplida meses después mediante dos balazos por la espalda mientras caminaba con su esposa en el Parque Hundido de la capital del país). Cuando entró al relevo Diego Valadez, mataron a Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California. Fue removido en el momento en que el caso lo rebasó.

    Humberto Benítez Treviño, actual procurador, logró que las autoridades estadounidenses detuvieran a Guillermo González Calderoni. En su período estallaron los carros bomba en una fiesta de quince años en Guadalajara. Eduardo Valle, ex funcionario de la PGR, denuncia a varios políticos que, según él, protegen a los narcotraficantes y conviven con ellos. También es asesinado José Francisco Ruiz Massieu.

    Las primeras pesquisas confirman lo que antes era una fantasía: la “narcopolítica”.

    Por otra parte, de acuerdo con las cifras proporcionadas por el gobierno de los Estados Unidos, la industria del narcotráfico representa para México casi el cuatro por ciento del total del Producto Interno Bruto (PIB), equivalente a una quinta parte de las exportaciones.

    Estos datos reflejan que nuestro país se encuentra ante una disyuntiva: o hace frente y le declara la guerra al narcotráfico o le ocurre lo que a los colombianos que, azorados, han visto cómo sus legisladores doblaron las manos al despenalizar la posesión de ciertas drogas de consumo personal.

    Sobre todo este asunto, Ernesto Zedillo, candidato triunfante a la Presidencia de la República, ha manifestado que se propone llevar a cabo una reforma integral de la justicia y acabar con el abuso, la corrupción, la arbitrariedad y la impunidad: “Una justicia que nos permita aplicar toda la fuerza del Estado contra esta lacra social que es el narcotráfico.”

    Ojalá que este propósito no sea empañado por actos tan deleznables como los ocurridos.

Alejandro C. Manjarrez 

31/X/1994