Del Tío Sam para Bartlett (Crónicas sin censura 95)

Réplica y Contrarréplica
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Ayer el señor Bartlett recibió de Santa Claus, nada menos que la decisión del juez norteamericano Eduard Rafeedie de dar por terminado el juicio contra Humberto Álvarez Macháin...

Le llegó vía satélite, envuelta en celofán y copeteada con un enorme moño colorado.

    Como todo político de éxito, Manuel Bartlett Díaz tiene, además de una buena trayectoria, la ventura indispensable para sobrevivir en medio de una manada denostadora. Muy pocos lo logran, y son muchos los que caen en las fauces de los lobos, si no por lo turbio y extraño de su vida, por cansancio o debido a que la suerte les juega una mala pasada.

    A partir de ayer adquirió nuevo brillo la estrella del hombre que hoy y de acuerdo a la Constitución local, será declarado gobernador electo de Puebla. Del Congreso estatal saldrá la declaratoria correspondiente. Después del mediodía usted ya podrá leerla en el bando oficial que se fijará en los pórticos de las sedes del gobierno estatal, del Tribunal Superior de Justicia, de la Cámara de Diputados del estado, y del municipio angelopolitano. Para don Manuel, este acto resulta más que protocolario, algo así como el segundo regalo anticipado de una navidad que para su familia será inolvidable. Es el parteaguas de la interesante y ruda carrera del dos veces secretario de Estado, ya que por primera ocasión ocupará un cargo validado por el voto popular.

    La determinación jurídica de la Corte del vecino país, sin duda debe haber desanimado a los detractores del ex secretario de Gobernación, pues sus resentimientos y anhelos de venganza germinaron cuando alguno de ellos (policías) sufrieron los efectos de la guadaña llamada renovación moral (una de las versiones del programa moralizador, conforme a las instrucciones del entonces presidente Miguel de la Madrid, estuvo a cargo de Manuel Bartlett.

    Con este acto se fortalece el derecho internacional y ganan además del gobierno de México –que solicitó repatriar a Macháin debido a la ilegalidad de su detención–, el gobernador electo de Puebla, porque al desvanecerse las pruebas contra el médico se infiere que las menciones de su nombre estaban cargadas de inmoralidad y no tenían sustento jurídico. Y desde luego que la justicia estadounidense también salva su prestigio pues al reconocer la falsedad de las pruebas presentadas por la fiscalía a cargo de John Carlton, muestra que en los Estados Unidos el Poder Judicial sí es autónomo, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de aquel país haya avalado el secuestro como método jurídico.

     De igual manera, con la determinación de ayer, es casi seguro que el sistema judicial de nuestra entidad salga ganando, siempre y cuando sea independiente del Poder Ejecutivo. Probablemente así será gracias a que el próximo gobernador ha sufrido en carne propia los estragos morales de un acto judicial de eminente carácter político y sin sustento jurídico.

      Quienes a partir del año entrante habrán de impartir la justicia poblana, deberán hacerlo bajo una premisa: el respeto a la dignidad del pueblo. La sociedad podría tener como aliado a un gobernador cuyo reto político y social debe obligarle a ser muy cauto en su mandato y, sobre todo, respetuoso de las leyes y la dignidad de sus mandantes.

 Alejandro C. Manjarrez

15/VII/1992