Cada día podemos observar más mujeres que ya no quieren tener hij@s. Claro esta es una negociación que sólo incumbe a la pareja, y los hombres también la están aceptando...
Vivir sola es una decisión de la mujer hoy en día, ya muy distante de la de hace no tantos años, que solo salía de su casa vestida de blanco al altar para atender a su esposo y esperar los hijos que Dios le mande. Claro, algunas salían de “rojo” y se escapaban con el novio, las más modernas se iban a estudiar fuera del nido solo para algún día regresar e iniciar el mismo ritual: encontrar un “buen hombre” para formar una familia, y así “realizarse como mujer” teniendo hijos.
Actualmente la mujer va por la vida en busca de otras realizaciones, mucho más personales, más libre de los convencionalismos, ambivalencias confusiones y presiones que la sociedad todavía le impone. Y cuando hablo de MUJER me refiero a la de cualquier edad, de hecho cada etapa tiene sus propias presiones y liberaciones sociales.
Son mujeres inteligentes y seguras de su capacidad, que han aprendido a disfrutar de la quietud y viven en plenitud. Para ella, vivir sola es una opción, aunque tenga un compañero sentimental. Parte de los acuerdos de ser pareja es mantener cada uno su espacio privado y la separación de bienes materiales. Ya no quieren tener enredos que ponen en riesgo su estabilidad económica, social y emocional.
Cada día podemos observar más mujeres que ya no quieren tener hij@s. Claro esta es una negociación que sólo incumbe a la pareja, y los hombres también la están aceptando. Aunque sea de común acuerdo, procrear hij@s no forma parte del compromiso de ambos por igual. Es un nuevo estilo de vida, dentro de una sociedad en medio de profundos cambios, con valores y prioridades diferentes.
Uno de esos cambios ha sido precisamente la composición de la familia. La mujer ha pasado a ser más del 50% de la fuerza laboral. Aparte de criar hij@s, tiene que trabajar fuera del hogar por necesidad, además de atender las responsabilidades del hogar. La mayoría de las mujeres está rechazando este triple esfuerzo, y le están dando más importancia a su educación y profesión, como el compromiso más importante hacia ellas mismas.
Es de esperar que este cambio social haya traído tantos divorcios, por infidelidades, abuso psicológico y físico, desconfianzas, adicciones y problemas económicos. Así se puede entender que para muchas mujeres que han superado estos escenarios, vivir solas e independientes es muy gratificante para su autoestima. Lo que antes era un lujo de tiempo libre, ahora es una necesidad de autocuidado, como: ejercitarse, relajarse, estudiar, trabajar, divertirse y nutrir su espíritu.
Algunas características de estas mujeres son:
- Asertiva, sabe decir SI o NO a tiempo y sin culpas
- Responsable de sí misma y de sus necesidades: económicas, físicas y afectivas.
- Abierta a las relaciones y expresando sus límites de privacidad.
- Tiene clara su identidad, sabe quién es y qué quiere.
- Intuitiva para tomar decisiones importantes.
- Decidida para crear su nido sola y aceptar las consecuencias.
- Sensible a los demás, respetando también sus decisiones
- No entra a competir con los hombres, reconoce que son complementarios, que tienen los mismos derechos, sus propias necesidades y las respeta, sin pasar sobre las de ella.
No estoy hablando de feminismo, mucho menos de hembrismo, tampoco estoy a favor o en contra de estas situaciones y decisiones, solo pongo a la luz algo que está sucediendo y que no podemos dejar de ver. No hagamos juicios de valor de esta nueva etapa de la evolución de la mujer en México.
Tal vez haya mucha sabiduría al ya no querer seguir trayendo más humanos a un país y a un mundo que están en crisis. Quizás sea parte de lo que nos toca vivir y de nuestra cooperación con la MADRE TIERRA, la feminidad por excelencia. ¿Y si la Tierra cambia, por qué no las mujeres junto con ella?
Como siempre lo más importante será la adaptación holística a estos cambios, desde climáticos, hasta sociales, económicos y emocionales.
No es posible hablar de la mujer de hoy, excluyendo al hombre de hoy, se necesita una integración de lo femenino y lo masculino dentro y fuera de cada un@ de nosotr@s. Frenemos ya la competencia por el poder, somos seres complementarios no opuestos pongamos a nuestro servicio y al de los demás nuestros dones. Probablemente sea la integración humana la puerta de salida a este caos planetario.
Que sea EL AMOR Y NO EL MIEDO, quien nos guie y nos lleve al despertar de esta nueva humanidad.