El tiempo de la "bendita" crisis

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Los trabajadores tienen que justificar el dinero que les pagan; demostrando que su trabajo es importante para el desarrollo y crecimiento de la empresa...

 

Tanto hemos escuchado hablar de la crisis mundial, que la sociedad comienza a desesperarse y preguntar sobre las consecuencias de la misma en sus núcleos familiares. Escuchaba recientemente a una fémina esotérica hablando en la televisión. Con aire de gurú, de sacerdotisa suprema, parecía analizar la crisis: “Veo a un México…”Igual como lo hizo Luis Donaldo Colosio, esta señora mencionó que veía a un México estable y que la crisis no era para tanto. Dijo que veía a México igual que siempre, sin titubeos, con sus problemas de narcotráfico, con dirigentes políticos agarrados de la greña, con la misma desidia de los ciudadanos, con los mismos políticos corruptos. “Uff, qué alivio. Ya no habrá más –pensé–. Sólo hay que esperar a que se mueran”.

La señora concluyó: “Habrá recesión, sí. Pero nunca una crisis como la del veintinueve. México está estable en sus finanzas, y eso es lo que importa”. Bueno podría acercarse a la razón siempre y cuando el Congreso mexicano bajara las tasas de interés en las tarjetas de crédito, cargos que, según la técnica financiera, pagando el mínimo, los deudores tardarían 99 años en liquidar su adeudo.

Así que los usuarios del dinero de plástico no tienen de qué preocuparse. Nada más hay que cuidar la salud para vivir ese lapso; comer muchas frutas, verduras, vitaminas y proteínas con el ánimo de mantenerse lúcidos y llenos de vida, además de productivos, obvio. Total, que son 99 años pagando esos intereses absurdos a los voraces bancos del México moderno, algunos de ellos con programas financieros que parecen juegos electrónicos para divertirse perpetrando robos hormiga en las cuentas de ahorro o incluso en las empresariales. Hay que sacar lana pues.Y ganar dinero amparándose en una patente de corso, la de “instituciones de crédito”.

Pero para ser positivos tratemos de imitar a la optimista señora que ve a un México lleno de oportunidades. Estar conscientes de que todavía hay una luz de esperanza en esta bendita crisis. Sí, la crisis que despierta a los dormidos, a los conformistas que se han resignado a tener un sueldo quincenal, una vida en apariencia estable. ¿O qué, habrá que perder el trabajo para echarle más ganas? ¿Quiere darle al jefe o a la directiva de su empresa chica o grande el pretexto perfecto para que lo corran?

Los trabajadores tienen que justificar el dinero que les pagan; demostrar que su trabajo es importante para el desarrollo y crecimiento de la empresa.

Y los empresarios decidirse a luchar para crear nuevas estrategias para el funcionamiento óptimo de sus negocios. Así no habría improductividad. En esta época, para ser ganador, se necesita poner a trabajar a nuestro “hámster” cerebral. Debemos buscar nuevos clientes; tomar en cuenta la mercadotecnia que es el método que ayuda a encontrar la ruta del triunfo en el mundo del comercio y de los negocios.

Cual cubetada de agua fría, la “bendita” crisis puede acabar con el marasmo generacional mexicano. ¿Por qué? Pues porque crisis equivale a tiempo de oportunidades, tiempo de crecer, tiempo de lograr, tiempo de hacer, tiempo de trabajar y de triunfar.

Hasta la próxima

Miguel C. Manjarrez