Odios perros

Réplica y Contrarréplica
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El legado de Alejandro C Manjarrez

Una compilación de las mejores columnas políticas elaboradas por el periodista y escritor en la época digital. El periodo publicado en diarios impresos se denomina, crónicas sin censura. Búscalo en este portal.

La justicia es la venganza del hombre social,

como la venganza es la justicia del hombre salvaje.

Epicuro

Me comentó un pasajero casual del Agusta negro, el helicóptero del gobernador Rafael Moreno Valle, el mismo que cruza el cielo azul como si fuera un avatar del chamuco:

“Me sentí apenado y a la vez indignado ante la tremenda regañada que recibió Tony Gali. Los insultos que escuché me hicieron pensar en los efectos de esa indignación contenida por el entonces secretario de Infraestructura, cuya dignidad quedó muy disminuida. Ya en tierra le pregunté cuál sería su respuesta, y él me respondió que ninguna, que sólo le quedaba aguantar vara.”

Como ese comentario hay otros que reflejan tal cual lo que ocurre en el entorno del poder. ¡Guay de aquel funcionario que encuentre al gobernador encabronado! Corre el riesgo de recibir un jalón de orejas si no es que insultos altisonantes: si quieren seguir “mamando” en la ubre presupuestal, tienen que aguantar vara tal y como lo ha hecho Tony Gali.

Otro de esos, digamos que arranques bipolares, lo presenció un importante empresario nacional, también pasajero casual del Agusta negro que a diario parte en dos el cielo azul poblano. El tipo se quedó frío al escuchar la retahíla de palabras soeces que retumbaron en la cabina de la nave y, desde luego, en la cabeza dura del subordinado de Rafa. “Pobre cabrón —se dijo acongojado por la pena ajena—. Yo no lo toleraría aunque Moreno Valle estuviera en los primeros lugares de la lista de la revista Forbes”. Ahí quedaron, pues, las palabras que sirvieron de colofón al regaño aéreo para el comunicador en turno: “¡A mi los medios se me hincan, pendejo!”

En fin, como estas hay muchas anécdotas que revelan el mal carácter del titular del poder Ejecutivo poblano, un hombre obsesionado —según se desprende de sus declaraciones públicas— con el hito de convertirse en el mejor mandatario de los últimos cincuenta años.

Lo malo para él y su apasionada ambición, es que por su carácter atrabiliario ha llegado a sembrar desde resentimientos y animosidades hasta el veneno que enferma a las conciencias humilladas convocándolas a esperar, como Epicuro, el tiempo de la venganza. Sobre todo cuando en ese cruce de palabras y disculpas obligadas, hubo o hay testigos importantes, como podría ser un hijo o la esposa o el socio o el cómplice del ofendido. ¡Vaya vergüenza!

Y precisamente esa vergüenza agravada por el resentimiento, resabio o animosidad es lo que, creo, encontrará Moreno Valle una vez que deje el cargo de gobernador. Son muchos los que llevan marcado en su alma el efecto de las descargas biliares de su jefe. Entre ellos Tony, el trovador cuyo espíritu ha sido atravesado por los dardos verbales lanzados desde el diafragma del mandatario. Por ello, supongo, querrá sacarse las espinas ésas impulsadas por la fuerza de los resoplidos del gobernador.

Si mi hipótesis resulta acertada, todo indica que el ex presidente municipal y ex secretario de infraestructura se convertirá en ex amigo de Rafa. Esto siempre y cuando, que conste, busque la manera de mejorar la imagen que perdió desde la primera humillación orlada con los adjetivos que mancillaron su honor.

Pero para que tenga éxito la probable vendetta del ex mencionado, el gobernador tendría que haber omitido la regla política no escrita, misma que aconseja guardar expedientes que permitan negociar con el sucesor, principalmente. Para ejemplificar esta mi teoría traigo a cuento la anécdota entre Manuel Bartlett, a la sazón gobernador, y Jorge Estefan Chidiac, su secretario en la Contraloría:

Manuel ordenó investigar el comportamiento administrativo del presidente del Comité de la Feria de Puebla. Éste fue auditado por los contadores dependientes de Jorge. Una vez concluida la revisión, Bartlett escuchó de su secretario lo que parecían los elementos necesarios para consignar al investigado. En esto último basó su pregunta Jorge. Bartlett, al fin habilidoso como lo es, respondió que no, que era mejor guardar el asunto para cuando fuera conveniente (no lo escuché pero intuyo que el jefe le dijo a su empleado: “Es la forma de tenerlo agarrado de los huevos”). Y así ocurrió: aquella espada de Damocles, no sólo mantuvo quieto al presunto peculador, sino que hasta lo mató de un infarto.

Y, curiosamente, de infarto serían los primeros días del gobierno, si acaso ganase la elección el concuño de Estefan. Y si no también porque la próxima gobernadora se verá obligada a cobrar los agravios sembrados y acompañados con la estridencia anímica del mandatario.

¿Si ganara Gali…?

¡Uf! Este supuesto obliga a compartir con usted, amable lector, la posibilidad de que el viejo dicho: “Puebla es el último reducto español dominado por los árabes”, se modifique adicionándole las palabras: estado de.

De ello hablaré en la próxima entrega…

Alejandro C. Manjarrez