Piña cambia de piel (Crónicas sin censura 5)

Réplica y Contrarréplica
Tipografía
  • Diminuto Pequeño Medio Grande Más Grande
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

 

Cuando Luis Echeverría decidió destapar a quien habría de sucederlo, uno de sus íntimos confiaba a sus amigos:

“–Don Luis está sufriendo mucho. Ha empezado a quitarse el poder. Parece que lo tuviera adherido a su cuerpo como si fuera su propia piel. Padece terribles dolores, sin embargo, está obligado a sonreír y festejar la pérdida del cuero. Así son las terribles reglas de un juego político que no acepta ningún tipo de sedantes ”.

En Puebla está ocurriendo lo mismo. Mariano Piña Olaya ha empezado a arrancarse la piel que durante seis años cubriera su vulnerabilidad. Ayer, por ejemplo, después de colocar el bando que declara gobernador electo a Manuel Bartlett Díaz, se animó a recomendar a Rafael Moreno Valle, responsable de los Pericos de Puebla, lo siguiente: “El día de la reapertura del estadio de béisbol vamos a dejar que el nuevo gobernador lance la primera bola ”.

La resignación de don Mariano inició la cuenta regresiva que dentro de 43 días habrá de concluir y lo convertirá en un ciudadano más (como usted y yo), sin fuero y desprotegido de los ataques a su mandato. Seguramente, y aunque sabemos que se ha preparado para el cambio, el abogado de 59 años casado y con seis hijos se verá obligado a regresar a la vida común que hace poco más de seis años dejara guardada en el archivo de su existencia. Más rico o menos pobre, al llegar a cero en esta cuenta regresiva, Piña Olaya tendrá que volver a ser el mismo hombre que muchos conocimos sencillo, respetuoso, cordial, atento, detallista y muy cuidadoso de las formas sociales.

A Mariano Piña Olaya, sin los adlateres que trastocaron la imagen de su gobierno con un aparatoso vuelco de personalidad, vaya mi más sentido pésame por la pérdida de su señor padre.

Conocí por referencias al maestro Mariano Piña García.

Supe de su reciedumbre para afrontar la vida. Por su propio hijo me enteré de varias decisiones que cambiaron la vida familiar. Una de ellas ocurrió al abandonar Champuzco pues con hijos y esposa fue al Distrito Federal en busca de mejores aires y oportunidades. Allá llegó la prole Piña sin dinero pero con dignidad, huyendo de la pobreza y el hambre que en aquellos días atrapaba a los mal pagados y sufridos mentores rurales. Y allá se forjaron los hijos del maestro Piña Garcia: uno abogado y otro ingeniero.

El que más tarde sería abogado, llevaba en la sangre el carácter duro, decidido y empeñoso de su padre. Se hizo hombre defendiéndose de las agresiones verbales de los polveados cuyo léxico cáustico ponía una barrera social entre pobres y ricos. Les tomó la medida, los dominó con su despierta inteligencia y se convirtió en una especie de líder natural. Ya imaginará usted respetado lector, que en ese grupo de “pirruris” estaba don Miguel, el que fue presidente de México.

Con el cambio de piel que está ocurriendo precisamente en la región conocida como Cuetlaxcoapan (lugar donde cambian de piel las víboras) –el significado no tiene nada que ver con la época– don Mariano constata que en política los festejos, los pésames, las felicitaciones y los aplausos son para el cargo y no para la persona. El propio Plutarco Elías Calles lo reconoció al abandonar el Castillo de Chapultepec - entonces residencia presidencial– y dejar de recibir las salutaciones y regalos comunes del onomástico “los telegramas de felicitación –dijo el Caudillo– se las enviaban al presidente y no a Plutarco Elías Calles ”.

Hago referencia de Calles debido a que muchos de los poblanos beneficiados por el mandatario estatal prefirieron manifestar el gusto a Manuel Bartlett por su nombramiento de gobernador electo, que mostrar su solidaridad y pésame a don Mariano.

“¡Muerto el rey! ¡Viva el Rey! podría ser colofón al doloroso cambio de piel de Mariano Piña Olaya.

 

17/XII/1992.

Alejandro C. Manjarrez