El traje les quedó grande

Réplica y Contrarréplica
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El legado de Alejandro C Manjarrez

Una compilación de las mejores columnas políticas elaboradas por el periodista y escritor en la época digital. El periodo publicado en diarios impresos se denomina, crónicas sin censura. Búscalo en este portal.

 

La televisión es el espejo donde se refleja la

derrota de todo nuestro sistema cultural.

Federico Fellini

 

Combatirse a sí mismo es la guerra más difícil;

vencerse a sí mismo es la victoria más bella.

Friedrich von Logau

Y la historia se repite.

Pero al revés.

El gobierno panista agita las aguas del desprestigio político, sus propias aguas.

Como decía un clásico de la televisión: lo hace sin querer queriendo.

Desde arriba hasta abajo.

Desde el presidente hasta el dirigente del PAN, pasando por los dichos y hechos de varios miembros del gabinete que suponen que la política debe hacerse a su estilo, al talante chabacano pues.

¿La ley del péndulo?

Pues sí porque hoy afecta al PAN lo que ayer afectó al PRI: su presidente, la soberbia de algunos panistas que se sienten paridos por los dioses, y la improvisación con la cual actúan muchos de sus candidatos. Ah, y también la corrupción.

Felipe Calderón es motivo del escarnio público porque lo que ha dicho a priori –comentarios que podrían ser apreciados si se pronunciaran en los lugares y momentos adecuados– se le ha revertido con efectos demoledores.

Dos ejemplos dos:

El que México salvó a la humanidad, y el más reciente: que Michael Jackson se murió por culpa de los narcotraficantes que le surtieron de droga.

Otro que no canta mal las rancheras es Fernando Gómez Mont, el secretario de Gobernación, quien ejerce la función gubernamental diseñada para propiciar el equilibrio político de la República, no lo contrario. Sin embargo, el abogado-secretario se salió de ese oficio para subirse al ring nacional a descontar a al gobernador de Sonora (después se arrepintió y cambió de guardia, de pasito y hasta de estilo).

Eduardo Bours, el ofendido al extremo por las declaraciones de don Fernando, aceptó el reto y respondió como Dios le dio a entender para devolverle el descontón al grandote peso completo.

A todo ello agregue el lector la crisis económica interna que provocó el mal manejo del llamado virus H1N1.

Y el definido como “catarrito” (Carstens dixit) que en semanas se transformó en la neumonía del sistema financiero mexicano.

Y la urgente e injusta expulsión del catedrático colombiano.

Y la alarmante pérdida de empleos.

Y la caída de divisas.

Y la ausencia de turistas en lugares cuya población vive del turismo.

Y los niños que perecieron en el incendio de la guardería del IMSS de Sonora.

Y desde luego las agresiones perdularias de Germán Martínez, presidente nacional del PAN.

Así, con ese patrimonio de dislates y tarugadas, el PAN-gobierno llega a la elección más importante de su historia, más incluso que las pasadas donde obtuvieron la presidencia de México.

Lo atrayente de este proceso es que usted, yo y los abstencionistas y promotores del voto en blanco, seremos testigos de lo que sigue al domingo 5 de julio:

Si el PAN llega a perder más diputaciones de las “naturales” y las gubernaturas y alcaldías que estaba seguro de ganar, será sin duda por su propia inercia y no porque el PRI haya actuado como partido de oposición, o porque el PRD –la otra fuerza política– estuviera peor debido a que su dirigencia nacional se enfrascó en un pleito de comadres y compadres. No. El fenómeno de la derrota se deberá a lo pergeñado por el columnista y a las otras tonterías con sello blanquiazul.

Como lo pronosticó aquella fotografía de Felipe Calderón vestido con el uniforme militar que alguien le prestó: el traje de la República les queda grande.

Alejandro C. Manjarrez

Nota: Columna publicada el 30/06/2009