Desde la ley de causa-efecto (en acción-realización), el que sabe ENTENDER bien una realidad es únicamente el que sabe VALORAR bien una realidad, ¡y no hay otro camino!; ya sea el machismo, el fascismo, el feminismo, el ser de izquierdas, el colectivo LGTBI o los DD.HH...
Solo el que entiende de democracia puede ser demócrata; solo el que entiende de matemáticas puede ser un matemático; solo el que entiende de salud puede sanar a alguien; solo el que entiende de racionalidad puede ser racional; solo el que entiende de no manipular absolutamente a nadie puede de verdad no manipular a nadie desde un principio; solo el que entiende de lo natural puede tratar bien a la Naturaleza.
De hecho, cada cual es lo que entiende: si entiende ya algo equivocado de la realidad A, pues actuará, contestará y pensará siempre con esa limitación, incapacidad o gravamen (por vida) de la realidad A. En resumidas cuentas, verá siempre sesgada la realidad A y, cuando hable de ella, confundirá a los demás, los manipulará o simplemente (en un mal influir) los equivocará.
También, otra incapacidad cognoscitiva es el entendimiento machista; en el cual, el que la tiene, considera que si una mujer se ríe ya quiere “follar”. En este entendimiento se denigra inconscientemente (o a intervalos de consciencia) a la mujer, se la violenta y, en tal caldo de cultivo, aun se la puede destruir o matar.
Otro involutivo entendimiento es el ideológicamente interesado; en el cual todos entienden que el que desarrolla otra manera de pensar a las suyas ya, sí o sí, siempre está realizando un mal, así es, como un prejuicio imparable. En este entendimiento, una persona jamás ve o entiende con autocrítica los naturales errores de los demás como habituales o normales, sino sobredimensionados como graves o terribles. A la persona que entiende interesadamente, solo le mueve el salvar a toda costa su interés o “su bien irreal o hiper-sugestionado”.
Otro mal entendimiento es el entender bajo la presión de algo injusto que se ha normalizado, o bajo una costumbre (que consideran una mayoría cultura) que es objetivamente cruel con respecto a los animales; es el caso del “toreo” o, en el fondo, de cualquier “tradición” en la que hay una finalidad de distracción-rentabilidad a costa de la utilización indigna de un animal que sufre; sí, sufre porque en objetividad se le hiere o se le hace daño.
En fin, toda persona debe entender las cosas de una forma equilibrada, sí, que cause la menor destrucción en cualquier situación (o ninguna si es posible), o debe entender las cosas (las que son de la realidad) siempre racionalmente, con empatía y con sentido autocrítico o de responsabilidad. Otro entendimiento (que no se acerque a la razón), por un camino o por otro, siempre provocará estúpidas o evitables consecuencias de maldad o de destrucción.
Desde la ley de causa-efecto (en acción-realización), el que sabe ENTENDER bien una realidad es únicamente el que sabe VALORAR bien una realidad, ¡y no hay otro camino!; ya sea el machismo, el fascismo, el feminismo, el ser de izquierdas, el colectivo LGTBI o los DD.HH.
La razón (o el entendimiento de máxima responsabilidad que existe con respecto a la realidad) es la única capacidad que puede conseguir cualquier ser humano para que no se extiendan las confusiones y las actitudes ya contagiadas de violencias gratuitas pero, ante todo, violentas-absurdas de malos entendimientos por asumirse un destino de verdad coherente de nuestra humanidad.