El legado de Alejandro C Manjarrez
Una compilación de las mejores columnas políticas elaboradas por el periodista y escritor en la época digital. El periodo publicado en diarios impresos se denomina, crónicas sin censura. Búscalo en este portal.
Quien quita la ocasión quita el pecado.
Dicho popular
No importa si se fatigan o incluso mueren por parir hijos.
Perezcan en aras de su fertilidad, para eso están aquí.
Lutero
Hace tiempo encontré (y reproduje) algunas líneas del libro de Carl Sagan (Miles de millones). Por ser un criterio científico y actual a pesar del tiempo transcurrido (dos décadas), hoy lo resumo y comparto con los lectores. Me lo recordó la frase que sirve de epígrafe a esta entrega, misma que podría estar colgada en la cabecera de la cama de los diputados que parecen formar parte de la época medieval.
Cito, pues, algunas de las ideas que, intuyo, pueden “ilustrar” a quienes amparados en una representación popular intentan convertir en púlpitos las curules y tribunas del Congreso Local. Va:
“Pese a las numerosas afirmaciones en contra, la vida no comienza en el momento de la concepción; es una cadena ininterrumpida que se remonta a los orígenes de la Tierra, hace 4.600 millones de años. Tampoco la vida humana comienza con la concepción, sino que es una cadena ininterrumpida que se remonta a los orígenes de nuestra especie, hace cientos de miles de años. Más allá de toda duda, cada espermatozoide y cada óvulo humanos están vivos. Es obvio que no son seres humanos, pero lo mismo podría decirse de un óvulo fecundado…
“De una eyaculación humana media surgen centenares de millones de espermatozoides (agitando la cola y a una velocidad de 12 centímetros por hora). Un hombre joven y sano puede producir en una o dos semanas espermatozoides suficientes para doblar la población humana de la Tierra. ¿Significa esto que la masturbación es un asesinato en masa? ¿Qué decir, entonces, de las poluciones nocturnas o del simple acto sexual? ¿Muere alguien cuando cada mes se expulsa el óvulo no fecundado? ¿Deberíamos llorar todos esos abortos espontáneos?...
“Cada religión tiene su doctrina. Entre los cazadores-recolectores no suele haber prohibiciones contra el aborto, y también era corriente en Grecia y la Roma antiguas. Por el contrario, los asirios, más severos, empalaban con estacas a las mujeres que trataba de abortar. El Talmud judío enseña que el feto no es una persona y, en consecuencia, carece de derechos. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo –que abunda de prohibiciones en extremo minuciosas respecto a la indumentaria, dieta y palabras– no aparece una sola mención que prohíba de modo específico el aborto. El único pasaje que menciona algo relevante en este sentido (Éxodo 21: 22) declara que si surge una pelea y una mujer resulta accidentalmente lesionada y aborta, el responsable debe pagar un multa.”
En el catolicismo ahora con una que otra reencarnación de Inocencio IV y Tomás de Torquemada, tiene antecedentes sobre el tema que vale la pena referir. Dice el libro de marras:
“Ni san Agustín ni santo Tomás de Aquino consideraban homicidio el aborto en fase temprana (el último basándose en que el embrión no ‘parece’ humano). Esta idea fue adoptada por la Iglesia en el Concilio de Vienne (Francia) en 1312 y nunca ha sido repudiada…”
En fin, la discusión sobre el tema seguirá hasta que el género humano se agote o desaparezca. Forma parte de la cultura. Lo extraño es que todavía existan personas que a pesar de tener la responsabilidad de actuar a nombre de los demás (como algunos diputados, por ejemplo), pretendan imponer su criterio chambón, no tanto por la religión que profesan sino por su repudio a los libros y a la información científica que ahí está, desde hace decenas e incluso cientos de años. Son las “estatuas de sal” que, como la mujer de Lot, miraron hacia atrás con la ilusión de ver cómo la lluvia de fuego y azufre destruía a los pecadores que habitan en las modernas y actuales Sodomas.
Nota: hasta las 19 horas de ayer, cuando esta columna se cerró, los diputados poblanos todavía discutían la retrógrada iniciativa que pretendía modificar la Constitución poblana.
Nota 2: Columna publicada el 12 de marzo de 2009