Puebla, el rostro olvidado (Ideología y pragmatismo)

Réplica y Contrarréplica
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Ideología y pragmatismo

Los prolegómenos de la reforma universitaria aparecieron en 1971. La izquierda quería sacar de la universidad a los personeros del clero. Decía cumplir con la  histórica responsabilidad orgánica y académica apuntada en el Artículo Tercero Constitucional. La unidad estudiantil prevalecía y desde la visita del entonces candidato a la presidencia de la República, Gustavo Díaz Ordaz, los universitarios habían abandonado las críticas al gobierno, actitud que les ganó la simpatía oficial y, por ende, visto bueno para sacar de la universidad al poderoso feudo inspirado en el ímpetu exorcizaste del arzobispo Octaviano Márquez y Toriz.

    Al enfrentarse contra el general Antonio Nava Castillo, la actitud universitaria frente al gobierno, dio un giro de 180 grados: de cauta y mesurada se convirtió en crítica y agresiva. Con sus justas demandas lograron que el pueblo se les uniera, solidaridad que radicalizó el contenido de la reforma universitaria (dada la des politización de los estudiantes y el desinterés actual, no creo que vuelva a repetirse el fenómeno).

    Los militantes más radicales promovieron la ideología socialista como contenido de la reforma universitaria, sin caer en cuenta que se alejaban del modelo constitucional. De ese modo y para satisfacción de sus amigos ubicados en la dirigencia del PCM, Luis Rivera Terrazas empezó a perfilarse como el líder de aquella corriente. Su punta de lanza fueron los estudiantes democráticos conocidos como “demos”.

    A los defensores del modelo constitucional los tacharon de gobiernistas. En uno de los enfrentamientos, los santillanistas –una fracción del gobierno– al sentirse acosados por los  “demos”, dispararon armas de fuego y mataron a un preparatoriano de apellido Aparicio. Este hecho fue aprovechado por los “demos” para proscribir de la Universidad a los santillanistas. Fue así como la UAP quedó limpia de gobiernistas. 

    En la etapa de la reforma universitaria democrática, los jóvenes progresistas lograron excluir al clero de la universidad. En seguida la corriente más dinámica (PCM) buscó hacerse del poder total. El movimiento de 1971 tuvo ese propósito, aunque justificado por un planteamiento ideológico que proponía la reforma. Cuando se enfrentaron contra el gobernador Rafael Moreno Valle, los universitarios contaron con el apoyo del gobierno federal que en apariencia había planeado el relevo del gobernador. Y dieron a la Federación el pretexto ideal para remover a Moreno Valle. De no haber sido así, no hubieran recibido incrementado el subsidio de la UAP después del cambio obligado de el gobernador (otros opinan que se trató del clásico cañonazo obregonista para calmar los ímpetus del grupo universitario triunfante).

Alejandro C. Manjarrez