TENDENCIAS Y GRUPOS POLÍTICOS
Por la densa población escolar y la gran cobertura de la universidad diseminada en varias poblaciones del interior del estado, sus grupos políticos eran tan numerosos como difíciles de enlistar. Entre las tendencias más importantes destacaron las siguientes:
—La mayoría silenciosa. Estuvo (y está) formada por maestros a quienes la política universitaria les es indiferente, se concreta a enseñar, a cubrir su obligación académica y obviamente a cobrar; y por estudiantes que consideran estudiar como único deber.
(Este grupo lo forma más de la mitad de la población universitaria y su importancia se notó durante las elecciones de 1987, cuando por la abstención en el sufragio ocurrió el sorpresivo resultado que dejó confundido al grupo dominante y patidifuso al grupo débil que nunca esperó ganar las elecciones. El abstencionismo universitario rebasó los parámetros oficiales surgidos de los procesos electorales del país).
—Corriente Terrazas Vélez. Este grupo se mantuvo en el poder universitario casi 17 años. En él participó el 20 por ciento de la población universitaria. Tuvo a su favor la experiencia política, contactos, y recursos, lo cual quedó demostrado en el conflicto que desplazó al rector Samuel Malpica Uribe. Cabe aclarar que si perdió las elecciones fue porque además de sobrestimarse menospreció la fuerza estudiantil y omitió el mesianismo que acercó a Malpica con los alumnos. Les hizo falta la presencia del ingeniero Terrazas, “El Mariscal estratega”. De este grupo se desprendió la candidatura de José Doger Corte, quien una vez en la rectoría hizo lo que Luis XIV, el Rey Sol: se sacudió a su Mazarino.
—Grupo Ortega- Malpica. Cuando por primera vez Alfonso Vélez Pliego buscó la postulación a la rectoría, enfrentó a Luis Ortega Morales, también miembro del grupo Terrazas. “El Mariscal” prefirió a Vélez, y Ortega, resentido, se distanció de sus compañeros para de manera clandestina integrar sus propias fuerzas y demostrar que había aprendido las enseñanzas de su maestro Terrazas. En las siguientes elecciones, Ortega no se postuló, en cambio se alió con Samuel Malpica Uribe. Nuevamente se impuso la experiencia y solidez del grupo velecista que contó con el apoyo del gobierno jimenista, sin que ello causara malestar entre los perdedores y sus simpatizantes. Por el contrario, en una estrategia camaleónica, los derrotados decidieron disolverse para eludir el canibalismo político.
Ya en 1987 el grupo Ortega–Malpica aparentó poco interés en la contienda electoral. Consideraba que las elecciones internas de la coalición democrática y de izquierda serían definitivas, ya que el triunfo de José Doger Corte, colaborador cercano de Vélez Pliego, lo hacía virtual rector.
En la estrategia del grupo opositor el rumor fue determinante. Los estudiantes sabían –porque lo habían escuchado– que Doger era el candidato del exgobernador Guillermo Jiménez Morales (posteriormente lo fue del gobierno piñaolayista). Esto le acarreó cierto desprestigio que fue aprovechado eficazmente por los malpiquistas, cuyo trabajo de proselitista se basó en una labor personal. José Doger actuó con toda apertura y bajo una estrategia publicitaria que por inadecuada para el medio no pudo impactar a la masa estudiantil.