Material sexualmente explicito: (pornografía)

Sexualidad
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La diferencia entre erotismo y porno
es la cantidad de luz sobre los cuerpos
Oscar Wilde

La palabra “pornografía” tiene una resonancia molesta para la mayoría de las personas: se asocia a ella una sensación consciente o inconsciente de vergüenza. Vienen a la mente varios efectos nocivos que pudiera ocasionar. Se ha convertido en un mito en un tabú y por supuesto en una mina de oro. Esta palabra proviene del griego pornographos (porne, prostituta, graphos, descripción) que significa literalmente “escribir sobre las prostitutas”. Por lo tanto, en su sentido original, la palabra se refiere a la descripción de la vida, las costumbres y las maneras de las prostitutas y clientes. De aquí que se defina en el diccionario: “tratado acerca de la prostitución o carácter obsceno de obras literarias o artísticas”.

En la adolescencia es totalmente común que l@s jóvenes muestren inquietud en torno al sexo, especialmente si no han iniciado su vida sexual. En esa etapa la sexualidad empieza a ocupar un lugar central en la vida. Es el momento de la exploración de sus cuerpos. Los sentidos se vuelven más sensibles a los estímulos y es muy común que los varones hojeen revistas porno, de sus padres, tíos, hermanos mayores o amigos, o busquen en la red páginas para adultos. Obviamente no se trata de un material diseñado y dirigido a los adolescentes. El problema de la pornografía es que banaliza el acto sexual, y para alguien sin experiencia proporciona una información distorsionada de la sexualidad humana.

Al acceder al Material Sexualmente Explícito (nombre más adecuado que pornografía) suelen presentarse respuestas tanto físicas como emocionales ante ese estímulo. En los varones se puede presentar erección y en las mujeres lubricación, fenómenos que tienen que ver con la excitación y la respuesta erótica, lo cual es absolutamente normal. Dentro de estas respuestas físicas y emocionales, por supuesto que puede haber asco, rechazo o miedo. Lo más adecuado es no generalizar, ya que como todo en la vida lo que para unas personas es placentero para otras puede ser lo contrario. Lo que para unas personas es obsceno para otro puede ser divertido.

La exposición al material sexualmente explícito, y la excitación que produce no constituyen algo intrínsecamente anómalo o perverso ni originan consecuencias negativas en la esfera física ni en la mental. Por supuesto, las primeras veces causa mucha emoción y excitación; sin embargo, la exposición repetida a este tipo de material suele conducir al aburrimiento o cansancio.

Por otra parte, diferentes estudios han observado que este material no origina agresiones sexuales ni conductas delictivas en sus consumidores, quienes no modifican sensiblemente sus conductas y actitudes sexuales. Sin embargo, es necesario matizar, ya que en personas desinformadas, la pornografía puede ocasionar la profundización de mitos o concepciones distorsionadas, por medio de escenas donde los hombres eyaculan a borbotones y los tamaños y características de los órganos sexuales son magnificados, por lo que no corresponden a la realidad; las mujeres, en particular, son presentadas como meros objetos sexuales, y pueden ser degradadas o sometidas a vejaciones. Por eso, es importante contar con una educación sexual adecuada para poder disfrutar de la vida erótica de manera respetuosa y plena, haciendo a un lado los mitos y las concepciones erróneas respecto a la sexualidad. En ocasiones, los sexólogos llegamos a utilizar este material explícito con fines didácticos para ayudar a corregir algunas disfunciones de la vida erótica.

Desafortunadamente han sido calificadas de pornográficas obras literarias, desde textos bíblicos como el Cantar de los Cantares hasta autores que hoy son clásicos, como Baudelaire, Flaubert y Henry Miller; se han mutilado esculturas grecolatinas, se han ocultado obras maestras con desnudos, y prohibido numerosas películas y obras de teatro. A todas esas creaciones artísticas se les ha llegado a calificar de pornográficas, y a todos los que han lanzado esa acusación, la historia ha terminado siempre descalificándolos.

La ignorancia nunca ha sido positiva para el bienestar de las personas. Un camino probado para disminuir la angustia es documentarse en el campo de la sexualidad humana, y saber qué tan funcional son tus prácticas y tu relación con este tipo de material. Lo que haces no es vergonzante, pecaminoso o nocivo, tu desesperación y tu angustia desaparecerán. Lo importante es tener la capacidad para ver el material sexualmente explícito con una mirada crítica, analizarlo adecuadamente, disfrutar lo que tenga de disfrutable y respetar a los que piensan, sienten y actúan de manera diferente.

Lo qué si es muy cierto, es la gran diferencia que existe, entre estar con una persona que con un pedazo de papel o una foto. ¿No crees?

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Laura Patricia Moisés Julián