El legado de Alejandro C Manjarrez
Una compilación de las mejores columnas políticas elaboradas por el periodista y escritor en la época digital. El periodo publicado en diarios impresos se denomina, crónicas sin censura. Búscalo en este portal.
El hombre es el único animal que come
sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla
sin tener nada qué decir.
Mark Twain
Las palabras son enanos;
los ejemplos son gigantes.
Proverbio suizo
Me pregunta un curioso lector de nombre Jaime Rodríguez Ceja, el por qué tanta propaganda política. En su correo electrónico también reclama airado y con desconfianza, lo que él denomina “derrama económica con la que los aspirantes pretenden ganar la postulación a la candidatura priista para suceder al gobernador Melquiades Morales Flores”. Y cuestiona puntilloso: “¿De dónde sale el dinero?” De paso solicita al columnista una opinión al respecto, petición que atiendo ipso facto:
La razón del exceso propagandístico es simple: los priistas metidos en la contienda mediática y publicitaria intentan mejorar su imagen y con ello garantizar cierta presencia entre los ciudadanos que –suponen– acudirán a votar en la consulta interna de la que –dicen– debe surgir el candidato. Tanto Germán Sierra Sánchez como Rafael Moreno Valle Rosas y Mario Marín Torres, luchan para encabezar las encuestas y así poder reclamar la anhelada postulación.
Estas personas estarían en lo cierto siempre y cuando el PRI determinase que la candidatura surja de un proceso digamos que democrático. O habrán perdido su tiempo y dinero si por lo que usted quiera y mande las reglas de selección les resultan adversas.
Respecto al reclamo que el inquieto lector adereza con la desconfianza y la lana que se gasta en las pre campañas, hay que recordar que son los propios aspirantes los que han dicho hasta la saciedad que cada cual aporta sus propios recursos, unos provenientes de la familia y otros de su respectivo club de amigos. Se asegura, pues, que nadie de los mencionados ha utilizado el dinero público, recursos cuya escases ya es de sobra conocida e incluso hasta comprobada. De ahí que el gobierno no tenga nada que ver en lo que gastan los aspirantes que sueñan gobernar al estado de Puebla.
El otro tema que hay que analizar es la coincidencia que existe en cada uno de los mencionados, interés que se centra en mejorar la imagen personal para ganar la simpatía de los electores. De ahí las intensas descargas de propaganda (carteles, espectaculares, folletos, cartas, entrevistas y declaraciones en la prensa escrita y en los medios radiofónicos y televisivos), andanadas con las que buscan popularidad y por ende la simpatía de los poblanos, anhelo, pasión u obsesión que podríamos justificar siempre y cuando a estas alturas no hubiera alguien mejor posicionado sin haber gastado su dinero o el de sus cuates, ubicación por cierto muy a la poblana. O sea aquel cuya influencia proviene de lo podríamos llamar factores de opinión representados por los grupos, cofradías, clubes, dirigentes, asociaciones, sindicatos y organizaciones sociales con peso específico. Permítame el siguiente ejemplo que, intuyo, no les gustará a los aspirantes metidos de lleno en gastar grandes cantidades de dinero para publicitar su imagen:
Ayer me paré en la parte superior del centro comercial Angelópolis. Desde esa posición me mantuve atento tratando de localizar a uno de mis hijos. De repente apareció en la escena Guillermo Pacheco Pulido, el político poblano que sin decir esta boca es mía está metido en la misma lucha de la tercia mencionada. Lo vi acompañado de uno de sus nietos, al cual parecía explicarle lo que se tiene que explicar a un niño de ocho o diez años. Mi ángulo de visión abarcaba una distancia de aproximadamente cien metros. Le seguí con los ojos y pude observar decenas de saludos y abrazos, manifestaciones que duraron varios minutos (tal vez unos 20). Y me quedé pensando en cuántos de los aspirantes tienen la popularidad de Pacheco Pulido, quizás el único priista que camina cien metros en media hora, y no porque lo haga despacio sino debido a que recibe y reparte saludos de mano a las personas que conoce y a quienes lo conocen. Concluí en que ninguno en Puebla, ciudad capital. Y me pregunté si esta popularidad será suficiente para ganar las elecciones.
Según los analistas electorales, para los priistas la capital del estado significa ganar o perder las elecciones de gobernador. Esto porque el voto duro del PRI sigue siendo el mismo de hace cinco o diez años, “estabilidad” que se sustenta en la estructura partidista. Dicho en otras palabras: a pesar de que los aspirantes pinten bardas y saturen los espacios públicos con su efigie y mensaje, los ciudadanos seguirán pensando lo mismo siempre y cuando el exceso de propaganda no llegue a exacerbar el rechazo al partido que durante “setenta años” gobernó al país.
Ante este panorama habría que preguntar a la sociedad en quién confía más: si en los aspirantes que se promocionan utilizando todos los recursos propagandísticos a su alcance, o en las personas que conocen y reconocen bien. Para conocer la respuesta habrá que esperar al próximo mes de noviembre, días en que sabremos que pudo más, si las imágenes virtuales o las imágenes reales.