Circo, maroma y teatro

Réplica y Contrarréplica
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El legado de Alejandro C Manjarrez

Una compilación de las mejores columnas políticas elaboradas por el periodista y escritor en la época digital. El periodo publicado en diarios impresos se denomina, crónicas sin censura. Búscalo en este portal.

Cuando de niño aprendí/ lo que mi barrio sufría,/ me disfracé de payaso/ ¡para inventar la alegría!

Pepe Tonetti (payaso)

 

La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz.

Proverbio escocés

Pues nada, respetado lector, que en Puebla ya existe la carrera universitaria de artes escénicas y circenses. O sea que a partir del próximo mes cualquiera que reúna los requisitos escolares podrá profesionalizarse y adquirir un título para ser desde payaso hasta acróbata, malabarista, gimnasta y equilibrista. Lo que no sé es si la Universidad Mesoamericana (plantel que adoptó la modalidad) aceptaría como estudiantes a diputados, políticos y funcionarios públicos que todos los días hacen circo, maroma y teatro, algunos como equilibristas, otros como payasitos y los menos practicando el malabarismo. Y digo estudiantes porque sería exagerado pensar que estos poblanos (los políticos) puedan dar clases a los jóvenes que, como la familia Atayde, algún día tendrán su circo de tres pistas. ¿O sí podrán?

Veamos, pues, a cuál de nuestros políticos le podría interesar hacer la maestría o cuando menos el diplomado sobre la técnica que Brozo se niega a entender. ¿Rafael Micalco? ¿Paco Fraile? ¿Jorge Estefan? ¿Víctor Manuel Giorgana? La verdad hay muchos que se emocionarían con semejante oportunidad debido a que el papel del clown parece hecho a su medida. Pero no la técnica del payaso común, que conste, y menos aun la carpera. No. Me refiero al arte que incluye el saber reír y hacer que los demás rían cuando el panorama está negro, turbio. También tenemos la estrategia puesta en boga por Patch Adams, el médico que personificó el actor Robin Williams, ¿lo recuerda? Creo que ese papel le quedaría muy bien a Roberto Morales Flores a quien le hace falta aprender a divertirse. Hay otro estilo de payasos como el de los rateros que adoptan ese disfraz. Y aquí sí que abundan los candidatos...

Otra de las disciplinas es el malabarismo, ahora universitario, “arte” que tratan de dominar muchos de los miembros de la burocracia dorada. Basta ver a quienes llegaron al servicio público con una mano atrás y la otra adelante y que hoy son los “Beverly ricos de Puebla”; es decir, los que “encontraron petróleo” en el subsuelo de la administración pública, “descubrimiento” que los convirtió en millonarios pero que, a pesar de tanto dinero, no han podido ocultar su origen, digamos que humilde. Se pasan de una mano a otra (ya no las usan para tapar sus vergüenzas) los millones que tienen y se notan. Pero lo hacen de manera poco ágil, mejor dicho burda. ¿Nombres? Como dicen los clásicos, mejor me los reservo para no ofender a quienes, por mi mala memoria, se me olvide mencionar. Ignoro si la Universidad Mesoamericana tenga cursos por internet. Si acaso los implementó sería la modalidad estudiantil que, por aquello de la discreción y las dudas, deberían adoptar los nuevos ricos poblanos.

Con respecto a la acrobacia también sobran los aspirantes a mejorar siempre y cuando ingresen a un posgrado universitario. Los hemos visto brincando de un lado a otro sin caer al abismo. Unos protegidos con la red que forman sus amigos, socios y cómplices; y otros ayudados e impulsados por la mano firme del gobernador. Pero sólo hay tres que pueden vanagloriase de su extenso repertorio, nivel de ejecución y presencia escénica, habilidades éstas de primerísima calidad. Cualquiera de ellos puede ser catedrático de la especialidad siempre y cuando, aclaro, le lleguen al precio.

Del equilibrismo también tenemos honrosos ejemplos. Dos de ellos son los diputados que desde su arribo a la actual Legislatura han caminado sobre la cuerda floja… ¡y no se han caído! Rocío García Olmedo es una. Y otro el doctor y personaje de la telera –amigo por cierto de Enrique Doger– Luis Alberto Arriaga Lila. Nótese en ambos el sistema “vestibular y su capacidad propioceptiva” (eso dicen los académicos) que les permite realizar el proceso (“equilibrio–desequilibrio–reequilibrio–equilibrio”) de manera eficaz y, a veces, hasta espectacular. Hacen como que se caen y el público responde con un ¡ohhhh! y un ¡ahhhh! revueltos. Pero nada, ahí están firmes o dizque tambaleándose, según soplen los vientos.

De las especialidades, ahora académicas, queda pendiente la gimnasia. Bueno, para que no haya omisiones la cambio por el show circense en el cual actuaría el famoso Pepe Momoxpan haciéndole al “hombre bala”. ¿Cómo? Pues metiéndose a un enorme cañón para ser disparado y en el trayecto hacia la red practicar una que otra de sus maromas y algo del teatro y el arte escénico que domina. Por lo que le hemos visto es probable que don Pepe, el diputado madreado, rompería el record que tiene el señor David "Bala" Smith, el tipo que “voló” 56.54 metros a una velocidad de 112 km/h. Dicho con otras palabras: volaría un poco más.

¿Y las artes escénicas? Todos los políticos sin excepción pueden inscribirse en esta especialidad. En algo les ayudará para que aprendan a disfrazar sus intenciones…

Alejandro C. Manjarrez