Puebla, el rostro olvidado (El Consejo Coordinador Empresarial)

Réplica y Contrarréplica
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EL CONSEJO COORDINADOR EMPRESARIAL

La dirección nacional del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) se fundó en la Ciudad de México en 1975, con la notable ausencia de la Canacintra. En Puebla se constituyó el 26 de mayo de 1976. Lo integraron las secciones locales de las Cámaras Nacional de Comercio, Nacional de la Industria de la Transformación, Radiodifusión, Textil, Agrícola y Ganadera, de la Propiedad, Automotriz, el Centro Patronal de Puebla, el Centro Bancario y la Asociación de Empresarios Textiles de Puebla y Tlaxcala.

    Los líderes más populares han sido Jorge Espina Reyes, Juan José Rodríguez Posadas, José Manuel Rodoreda y Gerardo Pellico Agüeros.

     Este organismo patronal nunca ha negado la Cruz de su parroquia puesto que siempre ha mantenido estrechas relaciones con el alto clero, el Opus Dei y los Caballeros de Colón. Por tales vínculos no es de extrañar, –como ya lo comenté–que el 13 de junio de 1978 condenara en un desplegado de Prensa, el documento de Medellín y propusiera que la Iglesia introdujera la ideología del Libre Cambio en las resoluciones de la Tercera Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM).

     En enero de 1979 publicó muchos desplegados de bienvenida al Papa, y en febrero denunció la infiltración marxista en la Iglesia debido al surgimiento de la Teología de la Liberación.

     Su discurso tiene un hilo conductor: la ineptitud del gobierno para resolver los problemas sociales. Por eso se pronuncia consuetudinariamente contra la rectoría del Estado en la economía.

     Para este grupo, el modelo de sociedad es el Estado corporativo respetuoso de la libre concurrencia al mercado, en la que la empresa no es el escenario de la lucha de clases, sino un convenio de solidaridad.

    El método de lucha preferido por este organismo es la publicación de desplegados en la prensa, como los ya señalados o los publicados a principio de septiembre de 1982 para manifestar su repudio a la nacionalización bancaria, o, como sucedió en 1994, para apoyar “la devaluación del peso frente al dólar (hecha) a solicitud de los empresarios desde el mes de septiembre con la finalidad de impulsar las exportaciones”.

      A partir de la acción lopezportillista que –dicho sea de paso– tuvo los mismos o peores efectos que la del presidente Ernesto Zedillo (1994), decidió intervenir más directamente en política. En 1983, por ejemplo, colaboró en la campaña electoral de Ricardo Villa Escalera, quien fue derrotado por Jorge Murad Macluf, en su pretensión por alcanzar la alcaldía de Puebla.

     El CCE ha sido, pues, uno de los principales enemigos de los vendedores ambulantes, a quienes combate desde todos los frentes. Sin embargo, se ha abstenido de usar la violencia física directa, pero aprovecha cualquier pretexto para demostrar que la presencia del ambulantismo en las calles es nefasta para el desarrollo de la ciudad.

    Su participación en 1985 se destacó en el proceso electoral federal, aliándose al PAN e iniciando, al mismo tiempo, acercamientos políticos con el entonces candidato del PRI a gobernador del estado. Ese año aplaudió hasta el hartazgo el desalojo de los ambulantes del centro histórico de Puebla.

    Con el tiempo, sus métodos de lucha han sido condimentados con el financiamiento a otros grupos de tensión y a la organización y ejecución de drásticas campañas que sus destinatarios han considerado desinformadoras y por ende difamantes.

     Su discurso político lo ha enriquecido con el manejo de ideas tales como la falta de fuentes de trabajo, la inseguridad de los inversionistas para trabajar y la legitimidad de la fuga de capitales.

     En 1987, en clara alusión de apoyo a la candidatura presidencial del ingeniero Manuel J. Clouthier, sus dirigentes dijeron que los empresarios deberían participar en el gobierno. En ese mismo año también censuraron la política económica del gobierno y manejaron como tesis el “vacío de poder “del Estado.

     Al empezar 1988, demostraron su desconfianza en el Pacto de Solidaridad Económica y lo calificaron de medida demagógica y electoral. También se manifestaron contra quienes ejecutaban marchas o mítines en las calles de Puebla e insistieron en el vacío de poder, endosándole la culpa a Mariano Piña Olaya.

     Fue después del 6 de julio cuando se acondicionaron al Pacto de Solidaridad Económica. Y el 1 de septiembre, quizá con el ánimo de congraciarse con el sucesor, aceptaron públicamente el contenido del sexto informe de gobierno del presidente Miguel de la Madrid. Por sus tesis económicas, Carlos Salinas de Gortari les resultaba, hasta antes de enseñar el cobre, el mejor presidente del siglo.

    El gobierno de Manuel Bartlett pudo, de alguna manera, cooptar a los miembros del CCE y hasta el cuarto año del sexenio mantener contenta a su cúpula ya que varios de sus integrantes formaron parte del consorcio que construyó gran parte de la obra pública gubernamental. Podríamos decir que recibieron su tajada pero que –dadas sus posteriores respuestas–resultaron insaciables.

Alejandro C. Manjarrez