Por mucha mierda que amen

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Aunque todos les den voz a los que únicamente manipulan sin continencias éticas o sin escrúpulos...

Siempre tengo claro esto: que por mucha desesperación que venga, que por mucha astucia o ignorancia que se haya que resistir, el bien debe (por ti) seguir siendo bien, la razón debe seguir siendo razón y los principios éticos ejercidos deben seguir ejercidos con la misma voluntad.

Siempre tengo claro que en todo se puede arrojar la toalla menos en la verdad (que es la misma dignidad del mundo o de cualquier existencia). Por eso, nunca lo blanco puede ser negro por muchos hijosdeputas que hayan o por muchos vendidos o miserables que los premien.

Nunca lo injusto puede ser lo justo, aunque todos voten porque así lo sea. Nunca lo corrupto o lo indecente puede ser lo honesto y lo íntegro moralmente, aunque todos den sobreprotecciones o subvenciones porque así lo sea. Nunca lo insensible o lo sensible con inconsciencia sensible puede ser tener corazón o buenos sentimientos, aunque todos den premios literarios porque así lo sea. ¡Oh!, ¡miserables!

Nunca lo desinformado o lo irresponsable en dar información puede ser la digna seriedad del comunicar, el amor a la sabiduría o la honradez del que es sabio o enseñador frente a su sociedad, aunque todos torturen a lo disidente o aunque todos les den voz a los que únicamente manipulan sin continencias éticas o sin escrúpulos.

Lo claro no puede ser lo oscuro, lo corrupto no puede ser lo decente y el apaleo de los animales no puede ser (¡nunca!) el profundo cuido que merecen todos los animales. La verdad es la verdad y, la falsa verdad de tantos sinvergüenzas, es la falsa verdad. Así es, sólo la falsa verdad, ya la pinten de maravillosos colores o ya la lleven a Televisa a hacerla otro producto de granujas o de nazis. ¡Exacto!

La coherencia con el bien es la debida coherencia con el bien. El no matar es no hacer (al mismo tiempo) apologías del matar (como sea).

El ser demócrata es siempre el no hacer apologías fascistas de no aceptar algo de las reglas democráticas. El tener respeto con el bien o con la verdad es siempre el no tener nunca formas conductuales que amparan muchas irresponsabilidades y confusiones con respecto a un sí sagrado deber ético.

Ayudar a la verdad o a la Naturaleza no es lo mismo que seguir negando caprichosamente la lógica o la probación racional o las evidencias irrebatibles que sólo nos las da la capacidad racional de quien sea. ¡Siempre!

La lluvia es la lluvia, los árboles son los árboles, los mares son los mares y… las mentiras son las mentiras. Para respetar algo, ¡hay que conocer a qué se hace tal referencia o quién es ese algo! Obvio.

José Repiso Moyano