Normalmente, una falsificación de artistas reconocidos, tiene que pasar por un proceso de autenticación para ser vendida en el mercado del arte, en el cual se mueven millones de dólares. Muchos coleccionistas han sido timados por expertos que autentifican falsificaciones por la cantidad de dinero que se mueve en una operación de venta...
El gran negocio que representa el tener una obra de algún artista reconocido ha atraído desde tiempos antiguos (desde el año 4 A.C hay registros) a muchos “impostores” que realizan falsificaciones tan perfectas que incluso los mejores peritos en arte y museos reconocidos, resultan timados.
Imitación de Sandro Boticelli
Los artistas que falsifican el arte deben tener un talento artístico sobresaliente, además de conocer a profundidad la historia del arte, puesto que entre más antigua sea la obra, mayor habilidad debe generar el timador, principalmente en esta época de tecnologías en que una simple luz UV o rayos X pueden detectar fácilmente anomalías en las capas de pintura y composición química de las obras.
No obstante la tecnología, los falsificadores son verdaderos artistas equivalentes o superiores a los pintores que intentan copiar, puesto que requieren cualidades descomunales juntas en un solo individuo.
National Galley de Londres
La elección del artista (en la pintura, por ejemplo), el estudio de los trazos y estilo, la manufactura de los materiales utilizados en esa época, la información del artista en la actualidad y finalmente el talento que debe tener para unir todos los cabos, es una tarea común para un imitador.
El reto es grande, puesto que los materiales contemporáneos fácilmente pueden ser descubiertos por un conocedor, así que la tarea está en conseguir bastidores de la época, lienzos antiguos, y tener conocimiento de los pigmentos, además de química, para reproducir un solo color (falta también la base de preparación que se utilizaba en la época). En el caso de reproducciones en papel, los libros antiguos pueden contener una o varias hojas en blanco que pueden servir como soporte de la falsificación.
En ocasiones, los artistas de la impostura utilizan pinceladas, tema y estilo para crear una “nueva obra”, que “se descubre” para incorporarla a la lista de trabajos del pintor.
Normalmente, una falsificación de artistas reconocidos, tiene que pasar por un proceso de autenticación para ser vendida en el mercado del arte, en el cual se mueven millones de dólares. Muchos coleccionistas han sido timados por expertos que autentifican falsificaciones por la cantidad de dinero que se mueve en una operación de venta.
Tres artistas falsificadores han sido admirados, incluso homenajeados por la sensibilidad y el trazo logrado en sus imitaciones he aquí sus biografías.
Han van Meegeren; experto en obras de Vermeer (recomiendo película “La Joven con el Arete de Perla”) y Rembrandt logró introducir una obra “nueva” en los archivos del pintor Vermeer “Los discípulos de Emaús” que logró engañar al experto especializado en la pintura del artista al grado de publicar que “cada pulgada es un Vermeer”.
Al confesar su crimen, nadie le creyó, hasta que en la cárcel (fue acusado de colaborar con los Nazis) pintó una nueva falsificación que dejó al mundo del arte boquiabierto (Arriba: La joven con el arete de perla, obra auténtica de Vermeer, abajo: Los discípulos de Emaús, obra de Han van Meegeren).
Elmyr de Hory, logró reunir la mano de artistas como Degas, Picasso, Toulouse-Lautrec, Matisse, Modigliani, Renoir, Chagall, Dufy, entre otros. Viajó por el mundo vendiendo sus obras y vivió una vida de rey. Algunas de sus obras aún se encuentran en galerías reconocidas y las consideran auténticas. Este artista de la falsificación es considerado como el gran Maestro de la reproducción, por la habilidad de imitar a tantos artistas expertos en pintura.
A la derecha: Modigliani auténtico. A la izquierda: Elmyr de Hory imitando a Modigliani
Eric Hebborn destaca por su habilidad de engañar a los más modernos métodos de autenticación. Más de mil pinturas realizó durante su vida (al igual que Hory) de las cuales cada una era vendida en miles, hasta millones de dólares. Cometió el crimen perfecto, hasta que su ego le obligó a revelar en dos libros los secretos de su don. “El Manual del Falsificador”, nombre de uno de sus libros, le provocó la muerte por asesinato.
La escultura, antigüedades, libros y piezas arqueológicas son también un tema especial para la falsificación.
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