Gilberto Bosques, relatos y poesías 16

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“Les comparto las vivencias del revolucionario, diputado constituyente y diplomático Gilberto Bosques Saldívar, en este caso durante la Segunda Guerra Mundial. El relato está publicado por la secretaría de Relaciones Exteriores.

Así mismo les comparto un poema inédito que su hija Laura me envía para que conozcan esa faceta de su padre”.

Manola Álvarez Sepúlveda.

“Nuestra estancia en la prisión hotel de Bad Godesberg duró más de un año. El trato era muy severo. No se podía salir, por ejemplo para consulta médica, si no se hacía escoltados por soldados, por algunos agentes de la Gestapo y un oficial.

Para cambiar aquel ambiente de severidad organizamos unas conferencias. A Laura mi hija le tocó recitar unos poemas de Rubén Darío, también una velada literaria musical en la que Laura cooperó recitando la ‘Marcha triunfal’ de Darío. Todo esto con una asistencia muy atenta de parte del delegado del gobierno alemán y de los agentes que entendían el español, pero que ocultaban esto.

También celebramos el 15 de septiembre. Durante toda la noche cantamos en nuestras habitaciones y naturalmente hubo el tradicional grito. El platillo sensación fueron unas papas fritas porque la grasa escaseaba por aquellos tiempos. 

Mientras bajábamos al comedor, la Gestapo ocupaba nuestras habitaciones sin dejar huella. De mi cuarto desaparecía el papel de copia de lo que escribía. Todo era abierto, luego se cerraba perfectamente. Ninguna huella, la más mínima, de intervención de esos señores de la Gestapo quedaba como evidencia.

Nuestros equipajes fueron colocados en una oficina municipal, distante del hotel. Con el cambio de estaciones nos llevaban en grupo a que fuéramos a la bodega a sacar nuestra ropa de estación. Ese viaje nos permitió en el trayecto, ver a los prisioneros rusos trabajar en las vías de ferrocarril, así como a algunos españoles.”

En el libro Gilberto Bosques. La Diplomacia al servicio de la Libertad, se incluyen testimonios de las personas que ayudó Gilberto Bosques, entre ellos el de Bruno Schwebel, un austriaco que describe el periplo de él y su familia para escapar de la barbarie nazi y dice:

“Finalmente el 5 de noviembre de 1941, Gilberto Bosques, cónsul de México en Marsella nos otorgó una visa para México. Si el gobierno de México no hubiera mostrado una postura antifascista y si no hubiéramos contado con la iniciativa personal de Gilberto Bosques para salvar al mayor número de personas cuyas vidas estaban amenazadas por el fascismo, probablemente mi familia y yo no hubiéramos sobrevivido.”

“No estábamos privados de información. En alguna ocasión se captó la BBC de Londres en francés y como el francés no lo entendían los señores alemanes, tardaron en darse cuenta de que estábamos informados por esa emisión. Después arreglaron los aparatos de radio para captar una sola emisora controlada.

Las noticias que a veces recibíamos venían de nuestros visitantes, como el caso del consejero Von Rosen que nos traía cierta información de lo que ellos habían presenciado. Por otra parte el Cónsul de Suiza en Colonia, aunque era muy germanófilo, también daba ciertas noticias a los que lo interrogábamos.

Al hotel llegaba una revista militar puramente técnica, en donde los que se encargaban de ella daban cuenta precisa de operaciones militares. Por ahí supimos cosas que estaban fuera de la información general, sobre todo oficial.

Por las revistas alemanas sabíamos algo de lo que estaba pasando; como la derrota italiana, que causó una gran conmoción. Por mi parte procuré toda posible oportunidad de conexiones muy confidenciales a tal grado, por ejemplo que cuando regresamos al país entregué al general Cárdenas, que entonces era secretario de Guerra en el gobierno de Manuel Avila Camacho, el mapa destinado a los oficiales de graduación sobre el Muro del Atlántico con todos los dispositivos militares.

Nuestros equipajes eran abiertos. A mi me faltaron unos libros que me parecían muy importantes porque eran obras de gente de alto rango intelectual con quienes estuve en relación. Por ejemplo del poeta Rodolfo Leonard, que fue diputado del Reich y presidente del Pen Club de Berlin. Un alto poeta que me dedicó uno de sus libros, con palabras que me halagaban mucho y que naturalmente lamenté que me hubieran incautado los alemanes.”

En el libro “Gilberto Bosques. La Diplomacia al servicio de la Libertad” se publica el testimonio de Mario Mintagnana, cofundador del Partido Comunista en Italia:

“Conocí a Gilberto Bosques en Marsella al finalizar el año de 1940, cuando era cónsul general de México en Francia. Yo me encontraba entonces recluido en el campo de concentración de Vernet y había obtenido la autorización de viajar a Marsella, acompañado de un guardia móvil con el objeto de anular la visa de emigración hacia México que el gobierno del general Lázaro Cárdenas me había otorgado unos meses antes. Sin que yo me hubiera siquiera enterado y como consecuencia de la intervención de mi amigo Vittorio Vidali y de un comité de personalidades presididas por el doctor Enrique Arreguín. No fue fácil conseguir que me sacaran incluso por unos cuantos días del infernal campo de Vernet, a cuya entrada se hubieran podido escribir las trágicas palabras de Dante ¡Perded toda esperanza al traspasadme! No obstante la determinación de Bosques logró que el milagro se produjera”.

 

       EL POEMA

 

       NOCTURNO

 

Cruza las sombras de la media noche

una teoría de mástiles sonámbulos

empapados de horror y de silencio

 

es el clamor de los buques náufragos

atormentados de infinito

en los abismos del océano

 

estallan los ojos del asombro

 

enloquece la luna en confines dramáticos.

 

Y un gran viento de dioses muertos

empuja la teoría hacia los astros...

 

México, D.F. 1926.

Manola Álvarez Sepúlveda 

Nota: Se respetó la redacción, la puntuación y la ortografía original.