Yo ya decidí que mis temores no me frenarán más. Hace apenas unos meses que me enamoré de una persona. Todo parecía completamente imposible…Él era de un grado diferente, nuestro grupo de amigos completamente opuestos y él...
¿Cuántas veces uno no se ha preguntado qué hubiera pasado si hubiéramos hecho o no algo? ¿Estado o no en un lugar? ¿Conocido o no a alguna persona? Nos mortificamos ante lo que pudo haber sido, ¿habremos hecho lo correcto? Nuestra mente no para de pensar en todo lo que pudo haber sido. Y sucede que la vida está llena de decisiones, decisiones que nos marcan y cambian el rumbo de nuestra vida por completo, pero sucede que jamás sabremos qué pudo haber pasado. El hubiera no existe, el hubiera está en nuestra mente, en nuestro mundo de ideas. A veces sirve para consolarnos de que lo que hicimos está bien, porque si no, nos hubiera ido peor, pero otras veces simplemente nos tortura…Nos culpamos y caemos en la melancolía al pensar en lo que hubiera sido…Pero como ya dije el hubiera es tan solo una idea…una especulación; jamás sabremos qué en realidad hubiera sucedido. Esto nos sucede a todos, pero en la adolescencia es en donde se puede tornar más inquietante. Me centro en nosotros, en los adolescentes porque en esta edad es en la que comenzamos a tomar decisiones importantes en nuestra vida y el hubiera nos comienza a inquietar y lo tememos. Elegir la preparatoria correcta…Decirle que no o sí a esa persona. Salir o no con alguien. Hacerlo o no hacerlo. Universidad. Tomar o no tomar. ¿Fumar? Estudiar o no estudiar. ¿Qué estudiar?
No hace menos de un mes que platicaba con una amiga. Ella estaba al borde del colapso partiéndose la cabeza porque no sabía para cuáles universidades aplicar. Temía al hubiera. “Si elijo esa Universidad voy a estar lejos de mis padres y voy a tener más libertad, pero si aplico a la que está en el D.F. podría estar cerca de mi hermana… ¿Y si me voy a la del extranjero? Qué tal si me voy y al irme me estoy perdiendo de conocer al amor de mi vida…Y qué tal si nos hubiéramos casado…Oh”. La pobre estaba verdaderamente confundida. Pero el hubiera no era el problema. El verdadero problema era un temor que la frenaba. Temor a la soledad. A quedarse sola. Hablamos y le dije que ella debía de aplicar para las universidades que ella quería y que no debía de temer a estar sola, ella conocería a las personas que tuviera que conocer y a donde terminara yendo es en donde debía de estar. Ese sería su destino, pero jamás sabría si no intentaba y agotaba todas las posibilidades. El destino es siempre lo último que hacemos. El destino es lo último que sucede.
¿Entonces qué sucede con el hubiera? ¿Qué sentimos al pensar en el hubiera? Melancolía. La melancolía para mí es uno de los peores sentimientos que puede tener un ser humano porque a diferencia de la nostalgia en la que uno se lamenta por lo sucedido, en la melancolía uno sufre por lo que no sucedió…por lo que pudo haber sucedido y eso sí que es una tortura…desgastante y vana. Nunca sabremos a ciencia cierta lo que hubiera pasado. ¿Por qué preocuparnos por algo que no sucedió, no sucederá y ni siquiera sabes si hubiera sucedido? Por ello cada vez que tomamos una decisión dudamos. Al tomar una decisión nos enfrentamos con miedos. Queremos hacer algo, queremos tomar un decisión, ¿pero qué hay cuando algo nos lo impide?, ¿qué nos frena?, ¿cuál es el obstáculo? Mejor dicho… ¿cuál es tu miedo? Busca en tu interior, reflexiona sobre la toma de tus decisiones… ¿qué es lo que quieres?, ¿hay algo que te frene? ¿A qué temes? O mejor dicho… ¿por qué ese miedo se ha sembrado en ti? El pasado nos marca y no se puede borrar. Debemos de aceptarlo y gracias a él somos quiénes somos hoy. Te invito a hacer un ejercicio, piensa en las cosas del pasado, fuertes que te han sucedido, ¿influyen en la persona que eres hoy?, ¿en qué manera?, ¿qué cambió en ti? Los momentos difíciles nos hace más fuertes, pero el problema es cuando dejan en nosotros miedos… palabras hirientes que vienen a nosotros de nuevo antes de tomar una decisión y nos frenan. Por ejemplo está un chico y quiere invitar a salir a una chica, pero no lo hace porque cada vez antes de hacerlo, inconscientemente se le viene a la mente las palabras que le decían en primaria cuando era víctima del bullying, “Eres un asqueroso feo…Nadie te quiere, nadie te va a hacer caso. No puedes eres basura”. Auch…y no lo hace. No intenta y se mortifica por qué hubiera pasado si lo hubiera hecho. O cuando alguien no puede hablar en público porque tiene miedo…miedo al rechazo y a su mente viene el recuerdo del abandono de su madre. O cuando una chica quiere ingresar a una universidad muy buena, pero no lo hace y duda…A su mente vienen los insultos de su padre, “Eres una estúpida, ¿cómo crees que puedes hacerlo?”. Algunos temores han sido sembrados desde que éramos pequeños y pueden ser comentarios insignificantes…sin sentido, pero nos marcan. Otros son más fuertes, pero en nosotros está el superarlos. Piensa en el aquí y en el ahora. Lo que pasó, pasó. Perdona, perdónate y mira hacia delante. Tienes un gran camino por recorrer y, ¡está en tus manos! Debemos de plantearnos los diferentes escenarios y elegir el que queremos, el que nos convenza y sea mejor para nosotros no solo pensando en el presente, pero pensando en el futuro.
Nunca sabrás si es demasiado tarde. Un amiga jamás le dijo a un amigo suyo cuánto lo quería y qué tan importante era en su vida. Durante mucho vivió con la necesidad de hacerlo, pero nunca se atrevió por miedo. Y no sabía a qué. Su amigo murió y ella no podía quitarse la culpa de jamás haberle dicho cuánto lo quería.
Yo ya decidí que mis temores no me frenarán más. Hace apenas unos meses que me enamoré de una persona. Todo parecía completamente imposible…Él era de un grado diferente, nuestro grupo de amigos completamente opuesto y él no hablaba con nadie más que con personas de su círculo. El chico guapo, indiferente y “malo” del colegio; pero me encantaba y yo a él…Nunca hablábamos, pero nuestras miradas e intentos por tratarnos, nos delataban. Dos veces tuve la oportunidad de hablar con él…dos veces lo tuve solo, cara a cara en espera de una palabra mía, pero el miedo me paralizó y no reaccioné. Tuve oportunidades y las desaproveché. Después de meses en una fiesta me sacó a bailar y comenzó a buscarme e inclusive me invitó a una fiesta suya, ¿no es lo que yo quería? Pero ya todo era distinto, él ya había vuelto con su novia. “Le gustas”, me habían dicho. Sí, pero ya todo era diferente. A ese terreno yo ya no estaba dispuesta a entrar. El hubiera me ha torturado… ¿habría sido disintió si le hubiera hablado antes? No lo sé y nunca lo sabré porque no lo intenté.
No permitas que los temores te frenen. No dejes que el hubiera después surja en tu mente. Agota todas las posibilidades y hazle caso a tu mente, a tu corazón…a tu intuición. Nunca sabrás qué hubiera pasado si no lo intentas.