El gabinete del gobierno poblano (de Bartlett) está integrado por tres economistas, un médico, un licenciado en educación, una arquitecta, un ingeniero agrónomo y cuatro abogados. Los lauros académicos de todos suman seis menciones honoríficas, dos doctorados, una maestría, dos premios nacionales y un premio mundial. Cinco de ellos son poblanos de nacimiento y cuatro titulados en la entidad.

Con la renuncia del secretario más efímero que haya existido en el gobierno poblano (Jorge Estefan Chidiac), podemos comprobar dos hechos interesantes uno, que Manuel Bartlett Díaz está decidido y además preparado para respetar la ley. Y otro, que una gran parte de los jóvenes profesionales aún no conocen la Constitución porque –perdone usted el estilo coloquial– esta ley les ha valido un soberano cacahuate.

Mariano Piña Olaya ha regresado al servicio público nacional. Su nueva misión será liquidar la Compañía de Luz y Fuerza y ​​sus filiales en Pachuca, Meridional y Toluca. Desde ese cargo habrá de negociar con los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), cuyo dirigente Jorge Sánchez García (hijo del que fuera uno de los colaboradores más cercano del ex gobernador cuando colaboraba como funcionario de la Comisión federal de Electricidad, entregará el próximo miércoles la disputada secretaría general. 

Sin despreciar el interés demostrado por Acción Nacional para que el exgobernador Mariano Piña Olaya sea sometido a un juicio político, sería más práctico proponer al Congreso local que establezca una medalla que premie la habilidad del funcionario público más audaz para los negocios.

Con la buena intención de alejar al lector de las preocupaciones surgidas ante la inesperada devaluación del peso y sus consecuencias inflacionarias, sociales, financieras y comerciales, ahora y contra mi costumbre me permitiré contarle un chisme. Digamos que medio político y medio del jet set.

El carisma de un hombre ha permitido la prevalencia de la religión católica por casi dos mil años, aún en nuestro país donde la gente todavía vive entre la ignorancia, el fanatismo, la superstición, la magia, la pobreza, la flojera y, en consecuencia, en medio de la mugre y la insalubridad.

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