Puebla, el baile con la más fea 

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Pidámosle al Señor los oriente y que él influya en que gane la mejor opción para Puebla...

Fotografía: Poblanerias.com

El próximo gobernador de Puebla será Eduardo Rivera Pérez o Alejandro Armenta Mier. Según las encuestas y los opinólogos profesionales, el segundo nos gobernará a partir de diciembre del año 2024. 

Ambos políticos comparten el sueño, por no decir obsesión, de convertirse en el titular del poder ejecutivo del estado. Asimismo tienen en común ser víctimas de la persecución del hoy finado Rafael Moreno Valle, ex gobernador. Asunto que les generó adeptos por aquello de la solidaridad entre víctimas. 

Los dos han soñado con el Nirvana de la administración pública desde hace dos décadas. Razón por la cual son harto conocidos, pero también señalados por sus errores. Tienen cadáveres en el clóset, dirían los politólogos. Sin duda saldrán a la luz en el momento en que la guerra sucia aflore en su máxima expresión durante el proceso electoral. En sus equipos, azul y guinda, deambulan acérrimos detractores de Andrés Manuel López Obrador, mismos que deberán ser sacrificados por el elegido en el supuesto de que Claudia Sheinbaum sea la próxima presidenta de México. 

Eduardo, Lalo para los amigos y Alejandro, Ale para sus más cercanos, son fervientes seguidores de Jesucristo. Ambos, buenos católicos en apariencia –en el fondo de su alma sabrán si engañan a Dios o se auto engañan– han acudido a los templos a platicar con el altísimo. 

En manos de alguno de ellos estará el bienestar de los poblanos, de los ricos y de los pobres. La seguridad compete a todos. La salud también. Las oportunidades económicas y los logros en este ámbito se diseminan en el pueblo. 

A Puebla le ha tocado bailar con la más fea. O sea le ha ido mal o no tan bien como debería irle. Es la cuna de la Revolución, el estado con más universidades, el vecino de la capital, el clúster automotriz más importante de México. La Angelópolis tiene el nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Existe una migración de cerebros que le han dado a nuestra sociedad conservadora un empuje de dinamismo. Y otros beneficios que usted conoce, todo esto se supondría suficiente para que Puebla fuera una metrópoli pujante, segura, económicamente solidaria. Pero no lo es. Aún existe esa escandalosa brecha entre ricos y pobres. 

Eduardo Rivera Pérez conoce lo que enfrenta un gobernante ante la inseguridad. Ha sido criticado por no poder disminuirla. 

Alejandro Armenta ha convivido de cerca con este cada vez peor cáncer social, lo hizo en su primer encargo como alcalde de Acatzingo. 

Para desgracia de los poblanos, son pocos los gobernadores que han aguantado el poder corruptor del ogro filantrópico. Entran a sus entrañas pobres y salen millonarios. Se convierten en miembros sexenales de la élite. Existen terratenientes, hoteleros, moteleros, fraccionadores, empresarios exitosos pues.

Abusan de los privilegios que más de 80 mil millones de pesos anuales de presupuesto público permiten. 

La utilización de las aeronaves oficiales se convierten en el medio de transporte del gobernante, familia y amigos. Cada viaje, siempre justificado en la eficiencia y eficacia, representa una erogación de cientos de miles de pesos del erario público, recursos que podrían destinarse a resolver algún pendiente que exige la ciudadanía. El gobernador prefiere llegar a tiempo a sus compromisos, juntas, vacaciones, o eventos de campaña. 

Viajar a la Ciudad de México en los pájaros de acero, recorrer los paisajes durante 25 minutos y aterrizar en algún helipuerto cercano al destino programado, donde esperan camionetas Suburban blindadas, es un estilo de vida al que pocos poderosos renuncian. Y si lo pagan del dinero del contribuyente, pues más difícil dejarlo. ¿Alguien ha hecho cuentas de la logística de cada viaje del gobernador en turno? 

El uso de la nómina gubernamental es también una bofetada a la sociedad. Ahí entran los amigos, la familia, la familia de la familia, y los amigos de los parientes de los parientes. 

A los amigos, el gobernante les permite que le entren al negocio abusando del uso discrecional de los recursos del presupuesto de la dependencia, coordinación o jefatura. Hay quienes en su locura momentánea, –esas que dan las lisonjas y el nuevo carisma–, impulsan con el aparato del estado, los recursos económicos y humanos, la carrera política o el nuevo emprendimiento del esposo, esposa, novia, novio, ligue, futuro ligue, amante, amigo o primo lejano. Además de la protección de algún exceso que provoca la prepotencia que ataca a los miserables de espíritu que se llenan de soberbia con una migaja de poder, palabras de Colwyn Miguel, el tocayo. 

En su mente la figura jurídica de peculado, desviación de recursos públicos, tráfico de influencias, abuso de autoridad, cohecho y uso indebido de atribuciones, no existe. Cometen estos delitos de manera burda. 

¿Qué pasará en Puebla del 2024 al 2030? 

Eduardo y Alejandro han perseguido el sueño por décadas. Son personas creyentes, eso es algo positivo, creo. Ojalá y ambos al palpar la realización de su más preciado objetivo de vida, se empecinen por demostrar que los electores no se equivocaron en respaldarlos con su sufragio. 

Puebla merece algo mejor. Oportunidades a los menos favorecidos. Una economía pujante, solidaridad industrial. Seguridad para los ciudadanos. Libertad de expresión, con ética, claro. Servicios públicos de calidad. Salud gratuita para todos. 

Pidámosle al Señor los oriente y que él influya en que gane la mejor opción para Puebla. 

Quizá aparezca de la nada un ciudadano carismático y capaz que incentive a los votantes indecisos o a los abstencionistas a apostar en su proyecto. Un ciudadano que tendría que surgir de Movimiento Ciudadano, posibilidad que sería un milagro de Dios Padre. 

Apreciable lector le deseo felicidad absoluta, salud inquebrantable, y la compañía de sus seres queridos. En su carta a Santa Claus o a los Reyes Magos, pida con todo su corazón que de esas dos opciones, ambos políticos experimentados, gane aquel que impulse a los poblanos al nivel que se merecen. 

Y a los aludidos, ojalá reflexionen la verdadera razón que los ha llevado a la lucha incansable por conseguir la silla del poder, y si ésta no es honorable, que le pidan a su apoyo espiritual un cambio de pensamiento y las fuerzas para trascender como el mejor gobernador que ha tenido Puebla. 

Abrazos queridos lectores 

 

Miguel C. Manjarrez