Los niños y el Covid

Vida & Sociedad
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Un caso en Puebla 

La mayoría de los mexicanos hemos tenido a un familiar cercano o hemos sido diagnosticados con el virus que ataca a la humanidad en la segunda década del siglo 21, el Covid-19, la Covid-19, el coronavirus, el SARS-Cov-2, el pinche bicho ruin, pues. 

Un gran porcentaje de adultos ha sido vacunado en México.

El número de muertos al día ha bajado significativamente, precisamente por la vacunación.

En esta ocasión le compartiré un episodio de Covid en una familia completa, tres niños y dos adultos, familiares del que esto escribe.

La pesadilla comenzó cuando una de las menores, 6 años de edad, presentó síntomas de una enfermedad respiratoria. En menos de un día tenía dolor de cabeza y febrícula, por lo que se le realizó una prueba para determinar si era portadora del antígeno. En efecto, la prueba resultó positiva.

La menor comparte habitación con otro menor que también resultó contagiado. Ambos conviven con el hermano mayor, 12 años de edad, quien tuvo un cuadro leve por un par de días. El virus es sumamente contagioso. En tres días ya estaban todos los menores con síntomas de la enfermedad. 

En este caso, al informar a las instituciones donde estudian, se siguió el protocolo y los tres hermanos fueron enviados a casa por un periodo de 21 días. El grupo de alumnos de la menor enferma, con prueba positiva, también fue enviado a “cuarentena”, aquella que dura 14 días.

La menor tuvo síntomas tres días. La febrícula fue tratada con paracetamol. El oxígeno fue monitoreado así como la temperatura. La tos y mucosidad desaparecieron en un día, esto después de las nebulizaciones indicadas por el médico. El pediatra les hizo hincapié a los padres en revisar algún tipo de salpullido en la piel, pues esto es síntoma de una inflamación, lo que puede ser peligroso para los niños. Al quinto día, se encontraban en perfectas condiciones.

El menor de la familia, sólo tuvo un día síntomas de un ligero resfriado. Estornudos y lagrimeo.

El tercer menor, en la entrada a la adolescencia, se sintió mal un par de días.

Los padres no tuvieron más que un ligero catarro un día, uno de ellos y el otro, malestar estomacal, también un día. Ambos vacunados.

Por fortuna fue un cuadro leve y sin ninguna complicación. Lo importante y que en este caso habría que destacar, fue que la menor que se contagió en un principio, y después contagió a sus hermanos y padres, no se contagió en el colegio. Ninguno de sus compañeros, profesores o administrativos de la academia presentaron síntomas o salieron positivos a alguna prueba durante los días del período infeccioso de la menor. 

Los padres celebraron unos días antes el cumpleaños de la niña en una plaza pública, autos chocones, para ser preciso.

En este caso en particular se concluye que la convivencia de los menores en la institución educativa, no provocó el contagio, esto,  por las medidas de seguridad implementadas por la escuela. El contagio sucedió en un lugar público. Y las vacunas cumplieron con su objetivo evitando una enfermedad grave en alguno de los padres de aquel núcleo familiar.

La enseñanza en esta historia es que debemos cuidar a los menores en los lugares públicos y es de suma importancia que los adultos en México se sigan vacunando.

Proteger a los niños con alguna comorbilidad debe ser la tarea más importante para los padres en estos momentos críticos para la salud pública, pues los menores con alguna enfermedad crónica, corren peligro de presentar un cuadro grave.

Gracias y hasta la próxima

 

Miguel C. Manjarrez